martes, febrero 27, 2007

Nada excusa una muerte

Anoche me encontré con un amigo que se lamentaba que aquí ser de derecha era un estigma. No pude contestarle en el momento porque se iniciaba la reunión que nos convocaba pero debí enviarle un mensaje con el título de este escrito.
La guerrilla colombiana ha cometido y sigue cometiendo delitos atroces. Todavía tenemos muchos secuestrados y algunos de ellos llevan más de ocho años viviendo en penosos campos de concentración en la selva. Justamente esta mañana escuché que nuevamente unos soldados habían caído en un campo minado de la guerrilla.
Hicieron y hacen lo mismo que han hecho los paramilitares. En el entorno cercano de casi todos los colombianos alguien murió o fue secuestrado por parte de la guerrilla en los últimos veinte años. Se aprovecharon de los recursos públicos municipales y departamentales, asesinaron, secuestraron, usurparon tierras y también hicieron tráfico de estupefacientes.
Al igual que los paramilitares lograron infiltrar sectores tan importantes como los de educación, salud y justicia.
Pero nada, ni siquiera eso justifica las atrocidades que se cometieron por parte de las personas que decidieron hacer justicia por su propia mano.
Quien escribe estas líneas podría argumentar que tenía motivos de resentimiento contra la guerrilla pero nunca pensó en utilizar sus mismas armas.
El estado permitió que la guerrilla creciera e hizo creer a la gente que era incapaz de enfrentarla. Incluso en reuniones a las que asistí, funcionarios de muy alto nivel del gobierno estimularon las acciones de autodefensa de los ciudadanos.
Y desde hace mucho tiempo los altos dirigentes nacionales sabían el camino que estaban tomando los líderes de esas organizaciones irregulares. Pero, seamos sinceros, se hicieron los de la vista gorda con fundamento en que el enemigo de tu enemigo es tu amigo. Igual le pasó a Estados Unidos cuando consideró a Hussein un aliado contra Irán.
Se aproxima el momento de demostrarnos a nosotros mismos y al mundo que en Colombia existe justicia y que el estado es fuerte para garantizar los derechos de las personas.
Pero mientras tanto se conocerán muchas cosas que se sospechaban o ignoraban y que nos causarán dolor. Es necesario. No tiene sentido negar las realidades.
Algunos de uno u otro lado van a tratar de obtener ventajas para garantizar su tranquilidad. Por eso las próximas elecciones regionales tienen una gran importancia. Contra lo que opinaría un analista sensato, se van a jugar los restos para hacerse a un poder que les permita negociar mejor.
Y la guerrilla y sus aliados? Quieren jugar también en estas elecciones y son los menos interesados en que salgan a la luz sus acciones. Una prueba de ello fue una entrevista de radio al Senador Jorge Robledo quién intentó eludir el tema de la Gobernación del Tolima.

sábado, febrero 17, 2007

Qué te vas a acordar…

Que te vas a acordar Isabel
De la rayuela bajo el mamoncillo de tu patio
De las muñecas de trapo que eran nuestros hijos
De la baranda donde llegaban los barcos de La Habana
Cargados de…
Cuando tenías los ojos dorados
Como pluma de pavo real
Y las faldas manchadas de mango
Que va
Tu no te acuerdas
En cambio yo no lo notaste hoy
No te han contado
Sigo tirándole piedrecillas al cielo
Buscando un lugar dónde posar sin muchas fatigas el pie
Haciendo y deshaciendo figuras en la piel de la tierra
Y mis hijos son de trapo y mis sueños de trapo
Y sigo jugando a las muñecas bajo los reflectores del escenario
Isabel ojos de pavo real
Ahora que tienes cinco hijos con el alcalde
Y te pasea por el pueblo un chofer endomingado
Ahora que usas anteojos
Cuando nos vemos me tiras un “que hay de tu vida”
Frío e impersonal
Como si yo tuviera de eso
Como si yo todavía usara eso


Raúl Gómez Jattin

miércoles, febrero 14, 2007

La verdad y nada mas...

En épocas de relativismo alguien me dirá, con mucha razón, que las verdades cambian porque siempre están influidas por las ideologías y los conceptos culturales que son el sustrato de nuestros raciocinios.
Pero no quiero entrar en esa discusión. Me refiero a los hechos que han sucedido en Colombia y que nuestra generación ha tenido que presenciar.
He escuchado con mucho detenimiento dos entrevistas que ha concedido el señor Fernando Botero Zea en relación con el ingreso de dinero del narcotráfico a la campaña presidencial de Colombia en el año 1994.
Nada me ha sorprendido. No estaba esperando revelaciones nuevas que le dieran un viraje a esta lamentable historia. El valor de estas entrevistas radica en que por primera vez en esta generación un político colombiano reconoce de viva voz sus faltas. Y, además, le recuerda a la gente que dos de los grandes protagonistas de esta historia no han recibido castigo.
Cuando el suscrito estaba joven pensaba que ningún país que se convertía al comunismo regresaba a una democracia como se concibe en occidente. Había vivido poco y pensaba que el ejemplo de la Unión Soviética era muy claro. Pues estaba muy equivocado como lo ha demostrado la historia.
Igual pienso ahora sobre el caso de Ernesto Samper Pizano. Creo que ha logrado pasar a la historia como un hombre desacreditado que no recibió ninguna sanción importante.
Ignoro si las declaraciones de Fernando Botero irán a cambiar esta vergonzosa situación y el señor Samper seguirá orondo con sus chistes flojos en los cócteles bogotanos.
Ernesto Samper y su gente son hábiles en usar herramientas innobles para desprestigiar a sus contrincantes. No olvidemos que para la burguesía colombiana es más grave ser ladrón que haber cometido otros delitos.
Por lo pronto creo que la idea de lanzar al señor Horacio Serpa a una candidatura a la Gobernación de Santander se ha dañado. Y si muchos han olvidado lo que sucedió, tendremos que recordarles.
Este país solamente será viable cuando de manera pública, individual y colectiva reconozcamos nuestras grandes faltas y hagamos un nuevo propósito colectivo.

viernes, febrero 02, 2007

Los comentaristas

Nunca le había prestado mucha atención a los comentarios de los lectores en las páginas web de los periódicos colombianos. Había leído que el diario El Tiempo había tenido que clausurar algunos de estos espacios porque los “opinadores” se excedieron en su lenguaje.
En estos días les he prestado mayor atención y debo decir que no había perdido nada cuando no los leía. Que falta de profundidad, que grosería. Como si todos los patanes se hubieran dedicado a expresar su odio, resentimiento.
A veces en los espacios de opinión de la radio se escuchan comentarios interesantes que no alcanzan a mitigar la fatiga que producen las llamadas buscando un disco o un viaje o un reloj. Pero el tener que expresar un concepto de viva voz, así sea con seudónimo la gente se cuida. Que tal que la reconozca alguien.
Hace un par de años el suscrito recibió un ataque de un personaje que llama todos los días a la estación “La W radio” con el nombre de Pedro. Nunca me pude defender porque no sé si ese personaje sin apellido realmente se llama como dice.
Algunos periódicos insertan la opinión de los lectores en sus ediciones diarias. Me imagino a un novel reportero preguntando mal a los transeúntes sobre toda clase de temas.
La participación está bien como concepto y a veces los lectores u oyentes hacen aportes interesantes. Pero la mayoría de las veces hacen que uno cambie de emisora o no vuelva a leer nunca los comentarios de las páginas web.