martes, octubre 21, 2008

Oportunidades

Dicen los medios de comunicación que las fortunas de muchos de los grandes ricos del mundo se han reducido en proporciones superiores al treinta por ciento en pocos días como consecuencia de las crisis en los mercados de valores.

Lo que hay que cambiar es la forma como se hacen esos cálculos porque los hechos recientes muestran que la volatilidad de los mercados especulativos tiene un impacto muy grande. Claro que las cosas valen lo que paguen por ellas y nunca será igual un día que otro porque las circunstancias y las necesidades cambian. Pero quizás no tiene mayor importancia que esas fortunas momentáneamente se hayan reducido porque sus acciones no estaban a la venta y porque siempre lograrán recuperarse.

Lo grave está en que Estados Unidos no controló su mercado de valores y el estado nunca indagó seriamente sobre esos derivados, empaquetamientos y apalancamientos que lo hacían a uno sentir como un imbécil. Y dejamos el mercado en manos de unos pocos aventados con mucha audacia y quizás poco estudio. Hace un tiempo un amigo me decía que no se explicaba el éxito de muchas de nuestras estrellas del mercado bursátil. Supieron ganar mucho dinero con un mercado siempre en alza. Habrá que verlos si persisten en la actividad en un mercado a la baja o con altibajos.

La indignación mundial contra esos banqueros irresponsables o corredores de bolsa que ganaron grandes fortunas crece todos los días. Soy muy escéptico sobre las sanciones que puedan recibir porque el dinero siempre va caminando al lado del poder, pero las diversas sociedades de los países desarrollados tendrán que adoptar nuevas reglas sociales para no reconocer y castigar el comportamiento de estos voraces parásitos.

No resulta muy sostenible la idea de que los privados son mejores administradores de recursos que los funcionarios. Que entre el diablo y escoja. Se acabaron los superhéroes y el prestigio de los banqueros no es el mejor, a pesar de la idea loca de sugerir a Luis Carlos Sarmiento para la presidencia.

Pero no todo es la crisis bursátil. El consumo en Colombia ya venía muy afectado en el año 2008 y la gente comienza a estar muy preocupada. Todavía no se pueden sentir los efectos de la crisis en las exportaciones pero llegarán. El banco de la República tendrá que salir al mercado para que la devaluación tenga un ritmo moderado y ojalá logremos atraer capitales que estén en el exterior.

El clima social se hace más difícil y cada vez será menos creíble sostener que todo se debe a una acción terrorista de las FARC. Muchos no se han dado cuenta que el discurso tiene que cambiar porque la realidad es otra. Los empresarios del Valle del Cauca, por ejemplo, tienen la oportunidad de liderar un nuevo pacto social en su región que sirva de ejemplo para el resto de Colombia. Ha llegado la hora de hacer partícipes a los trabajadores para que sientan que ellos ganan en las bonanzas y son protegidos en las vacas flacas. El sistema de las cooperativas puede ser muy útil y seguramente favorable para el trabajador pero no crea nexos sólidos con la empresa. La gente se siente desprotegida.

Quienes no quieren aprender son nuestros políticos. Todas las semanas hay un escándalo. Siguen deshojando la margarita sobre el próximo período presidencial y no tienen nada que decir sobre la situación actual y futura. El ciudadano no interesa, las colas para demandar algún servicio tampoco. Todos están contentos porque volverá a funcionar el mecanismo más perfecto para ser ineficiente: la tutela. Para que no me acusen, dejo de actuar y sugiero recurrir a la tutela. Bonito remedio a las injusticias.

Nuevamente llamo a dejar de pensar en referendos y convocar a las fuerzas más representativas de la nación para hacer un nuevo pacto social. La recesión mundial nos ha dado esa oportunidad.

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