jueves, noviembre 20, 2008

El poder para qué?

Creo que ya está claro que solamente una persona no puede arreglar los problemas de Colombia. Es más, yo creo que en su fuero íntimo el presidente Uribe está decepcionado. Es que por todas partes hay problemas que el trabajo intenso y la voluntad no logran arreglar. Y eso era previsible.
Mi primera actividad profesional en los años setenta se dio en el sector financiero. Conocí personalmente a varios de los personajes que jugaron un papel protagónico en la gran crisis financiera de 1982. A pesar de todo, el papel de la Superintendencia Bancaria, como se llamaba en esa época, era temido y respetado. Después de esa crisis todo el mundo se cuidaba de recibir dinero en mutuo del público porque muy fácilmente se podía tipificar un delito. Las empresas no financieras y sus revisores fiscales siempre estaban muy atentos sobre el tema.
Con el paso del tiempo pude apreciar algo que es muy normal en Colombia. Una empresa que esté vigilada por la Superintendencia de Sociedades y tiene contactos permanentes con la Dirección de Impuestos y Aduanas DIAN puede quedar muy fácilmente en la picota si se descuida o deliberadamente obtiene recursos del público a través de contratos de mutuo.
Pero si esa empresa no está vigilada y no tributa es mucho más probable que nunca sea detectada o logre evadir la acción del estado. Y si está asesorada por astutos abogados mejor.
Y no estamos haciendo elucubraciones. Conocimos una empresa que no tenía vigilancia y captaba recursos del público para prestarlos. Una empresa financiera pirata. Pues a la cabeza de esa empresa no le pasó nada y a veces lo veo por ahí. Afortunadamente hace parte de las personas que me odian.
Con la legislación vigente se habrían podido detener a todas las pirámides. El poder es para eso, para ejercerlo rápido y evitar problemas.
Pero en Colombia no es así. El funcionario es temeroso o indolente. Pensarán que eso no era problema de ellos y si acaso arriba de ellos tenían un león que se le enfrentaba a todo.
El reto ahora es el de solucionar rápido el problema de DMG y de las demás pirámides. Lamentablemente no me hago muchas ilusiones con la liquidadora Perry porque no ha querido tener en cuenta a los empleados que son los que conocen el manejo interno de la empresa. Por qué no hicieron lo mismo que se ha hecho con las intervenciones de los bancos?
Ahora viene el tema del diálogo con los indígenas del Cauca en Bogotá. Hace poco escuché al Ministro de Agricultura amenazando con que no iban a comprar más tierras porque, al parecer, habían atacado a unos soldados desde un resguardo. Para qué decir eso? El tema con los indígenas es muy serio. Ellos son muchos, muy unidos y tienen una clara e indeclinable vocación de lucha por sus derechos. Aquí no valen himnos nacionales ni amenazas.
Qué pensar de los dirigentes de la caña de azúcar que no querían negociar con los corteros? Y que pensar de los bancos que se niegan a eliminar los muy onerosos cargos por sus servicios? En Colombia los ricos hacen lo que se les da la gana. Solamente piensan en el Gobierno cuando quieren defender o mejorar sus intereses. Cuando la situación es contraria, pretenden hacerse los de la vista gorda. Ellos sienten, quizás con razón, el presidente es de ellos y para ellos. Olvidan a la nación.
No quiero volver a mencionar el tema de los falsos positivos. Es una de las mayores vergüenzas nacionales. Hemos llegado a una degradación que no tiene paralelo en otra parte.
El poder deber ser usado en beneficio del ciudadano común y en eso hemos fallado casi siempre. Por eso a nadie importan los problemas de salud que tiene la gente. El Ministro del ramo siempre habla de hospitales y de millones. A veces va a un sistema de urgencias pero al cabo de los días se olvida.
Podríamos seguir enumerando temas y temas en donde el ciudadano está desamparado. Nadie se ocupa de nuestra gente y sus necesidades.
Deseo fervientemente que de aquí en adelante las prioridades cambien y que suframos y luchemos cuando un compatriota pierde su casa porque los intereses son altos y/o perdió su empleo. Que los gobiernos pongan en cintura esas fórmulas perversas para que nunca bajen los precios de los servicios básicos. El gas, la energía y el agua no dejan de subir aunque la inflación baje y haya revaluación. Ahora el argumento será el contrario y seguirán las alzas.
Aprovechemos todo lo que está sucediendo para propiciar un gran acuerdo nacional. Nadie puede solo, se necesita contar con los esfuerzos de muchos. Los que aparentemente apoyan, casi siempre lo que realmente buscan es preservar sus intereses particulares.
La gente se está cansando.

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