En el departamento de Santander en Colombia, donde vivo, cuando una persona le dice a usted que le ha humillado prepárese para una enemistad eterna con consecuencias impredecibles.
Y entendamos humillar en el sentido de herir el amor propio y la dignidad de alguien.
No tuve la ocasión de observar el espectáculo del jueves pasado en la plaza de Bolívar de Bogotá pero me parece que unos y otros estaban en una situación propensa para humillar o ser humillados.
Y aunque los protagonistas del hecho no eran nacidos en estas montañas, se corrió un riesgo muy grande.
Más, muchas más, conversaciones discretas y menos televisión, por favor.
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