En Colombia ha ganado terreno la teoría que afirma que aquí nadie puede hablar porque todos de una u otra forma estamos “untados”.
La última de estas afirmaciones proviene de un personaje que ha debido estar encarcelado hace muchos años. El Senador De la Espriella dijo y todos los medios le han dado gran trascendencia que las conversaciones de Andrés Pastrana con las FARC antes de su elección a la presidencia se puede considerar en el mismo terreno de la ética y moral que las que ellos sostuvieron con los paramilitares en el llamado “Acuerdo de Ralito”.
Afirma que ambas estaban dirigidas hacia conquistar el poder y no entiende el escándalo por unas y el silencio por otras.
En igual sentido, pero expresadas con mucha sutileza escuchamos declaraciones del Gobierno aludiendo a los contactos de algunos políticos con la guerrilla. Pero, hasta el momento, nada había salido a la luz pública. ¿Será que esas alusiones tangenciales se referían al expresidente Pastrana o por el contrario tienen información específica sobre algunos ciudadanos?
No vamos a defender a uno o al otro. Hemos puesto este ejemplo para intentar demostrar que estamos todavía muy lejos de un verdadero pacto social que nos permita vivir en paz a los colombianos.
Hicimos una constitución en 1991 y creímos que ese era un primer remedio para superar una terrible violencia que padecíamos en esos momentos. Pero después vinieron otras, animadas por la guerrilla y por los paramilitares. Si pudiésemos encontrar elementos comunes para explicar nuestras violencias tendríamos que anotar siempre al narcotráfico, la corrupción y la ineficiencia del estado.
Hemos hecho intentos, los seguimos haciendo, pero los problemas siguen porque la sociedad colombiana aún no ha asimilado lo que ha sucedido y no ha hecho un real acto de contrición. El rechazo al narco es apenas de dientes para afuera, la corrupción permanece, y no hemos asumido la parte de culpa por los horribles crímenes de los paramilitares.
Creemos que el presidente Uribe nos va a conducir a un mejor país gracias a su capacidad de trabajo y a su tenacidad. Pero nosotros seguiremos siendo los mismos y aún no nos arrepentimos de nada.
¿Será posible un nuevo gran acuerdo político y social que permita llevar a Colombia al sitio que se merece por su gran potencial?
Permítanme ser escéptico. Yo lo que veo es un interés por buscar una nueva reelección de Uribe y mantenernos a salvo, por el momento, de ese gran pacto social.
jueves, enero 25, 2007
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