Esta mañana nos despertamos con la noticia del asesinato de once de los diputados del Valle del Cauca secuestrados por las FARC.
Comprendemos los sentimientos de los familiares de los secuestrados pero no podemos olvidar que esos compatriotas fueron secuestrados por una organización subversiva que ha usado por años a varios colombianos como armas de negociación.
El Presidente Uribe afirma que las fuerzas armadas no estaban realizando un operativo militar para su liberación. Resultaba muy extraño creer que once personas murieras como consecuencia del fuego cruzado en una acción de combate. ¿Solamente ellos murieron?
Las FARC tienen que entregar de manera inmediata los cadáveres de los secuestrados para que sus familiares no sigan sufriendo y para que los expertos puedan establecer las causas reales de la muerte.
En la medida que tengamos más información podremos expresar opiniones más concretas sobre este muy triste episodio.
De momento, la tristeza y la desesperanza nos embarga. Algunos colombianos siguen practicando la dialéctica de las balas y así nunca podremos salir de nuestros problemas.
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1 comentario:
No generan comentarios ni polémica sus notas, porque reflejan la simple realidad, inocultable y cotidiana.
Desde su posición de liderazgo en la región, podría organizarse una campaña para desarmar los ánimos de los santandereanos, como una primera puntada en la paz nacional. Hay mucha agresividad, mucha intolerancia en esta región, a veces alentada por los mismos columnistas de prensa. Y no sé cómo se leerá que tan "machos" que somos, nos vendemos por una sopa de lentejas al primer politicucho que venga a prometer cualquier aguacero en el verano. O sea bravos y sin personalidad. Difícil combinación para poder echar para adelante este departamento.
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