martes, marzo 11, 2008

Nuevos retos

Debo confesar que los hechos y las palabras pronunciadas la semana pasada me dejaron un sabor amargo.
Lo de Santo Domingo fue apenas un episodio para bajarle el tono a la discusión que había llegado a un nivel inconcebible en otras épocas o en otros países. El lumpen ha llegado al poder y se expresa en público y en privado como lo que es.
A los colombianos no se nos olvidarán las frases de los presidentes Correa y Chávez. Sabemos que esas frases altisonantes expresan más la verdad que el lenguaje diplomático. Por fin mostraron su juego.
Voy a tomar prestadas unas frases publicadas en la edición del 11 de marzo de 2008 del diario madrileño EL PAIS porque resumen muy bien el problema de Colombia: “Por su componente mafioso y el poder del narcotráfico, las FARC no son una guerrilla convencional. Consciente de ello, el objetivo del Gobierno no es tanto liquidar a las FARC, tarea harto improbable, como forzarla a negociar sin condiciones. Pero el apoyo logístico y político prestado a la guerrilla por Ecuador y Venezuela (que ha enviado armas y dinero) puede dificultar el empeño de Colombia de poner fin a casi cuatro décadas de horror”.
Esta es la clave. Colombia está ganando una muy larga y dolorosa guerra pero Venezuela y Ecuador decidieron darle apoyo al enemigo a las FARC. Puede parecer brusco pero es verdad. Y esto no lo podemos tolerar.
Ecuador no da su brazo a torcer y no quiere restablecer relaciones. Venezuela quiere olvidar el episodio del desplazamiento de tropas pero quiere seguir interviniendo en la política interna de Colombia.
En esta fase de la confrontación, la guerra se ha internacionalizado y va a ser difícil lograr que vuelva a ser considerada como antes. En consecuencia, ha llegado la hora de establecer una estrategia que nos permita a los colombianos tener mucho más margen de maniobra en todos los terrenos.
El gobierno deber ir de la mano con los empresarios para buscar nuevos mercados de nuestros productos y servicios. No es bueno depender tanto de unos vecinos cuyos gobiernos no son amistosos. A la par con el comercio debemos trabajar duramente en toda América para mejorar sustancialmente nuestras relaciones diplomáticas. Ya es hora de prestarle atención a este frente exterior y colocar allá a muchos de nuestros mejores funcionarios. Tenemos que saber que piensan de nosotros en esos países para actuar con presteza y eficacia.
En Europa y otros países claves la presencia debe ser igualmente vigorosa, adoptando estrategias acordes con sus circunstancias particulares.
Tendremos que reforzar la presencia nacional en las fronteras del sur y el oriente y no solamente con el componente militar. En un escrito anterior hicimos referencia a este tema.
Esto requerirá dinero pero el asunto no es solo de recursos. Aparte de la voluntad del Gobierno se requerirá el concurso de la sociedad.

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