Lo que estamos viendo en estas elecciones territoriales en Colombia nos hace pensar que nos equivocamos cuando creímos fervorosamente en las elecciones populares.
Que desastre!. Los politólogos podrán decir muchas cosas sobre lo que está en juego. Nosotros podríamos jugar a hacer algunos aportes sin usar palabras rebuscadas. Pero lo cierto es que la calidad de vida de los colombianos no mejorará porque eso a nadie le importa. Solamente el poder, escalar peldaños y el dinero.
En un país con narcotráfico, guerrillas, paramilitares, corrupción e instituciones tan débiles las elecciones territoriales han sido desafortunadas. Y en los lugares donde habían tenido éxitos continuos, se corre el grave riesgo de perder los avances logrados.
Acá los electores prefieren al candidato simpático y promesero al candidato serio. Y prefieren la plata, así de vulgar es el asunto.
Me dirán que prefieren la plata en un acto de desesperación. Eso es mentira. Lo hacen porque no saben o no quieren entender las virtudes que tendría un gobernante serio.
Dar marcha atrás en las elecciones es imposible. Los teóricos no lo aceptarían y la mayoría de los políticos tampoco.
Competir contra los que tienen el gobierno local y departamental y además tienen los cojones de gastar hasta lo que no tienen, no será fácil. Que lejos estamos de esas primeras elecciones populares cuando aquellos no se habían preparado como ahora!
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