En los últimos días he estado ausente de mi sede habitual pero siempre a la expectativa de dos temas que ocupaban toda mi atención: el acuerdo humanitario y el referendo de Venezuela.
Me han conmovido profundamente las imágenes de los secuestrados por las FARC y, especialmente, la carta de Ingrid Betancur. Este problema lo tenemos que resolver, solos o con el Presidente de Francia. Lamentablemente todavía hay mucha insensibilidad en toda Colombia. ¿Y qué decir de esos personajes de las FARC? Ya no quedan palabras para su actitud. El secuestro en su modalidad económica es un delito atroz pero tiene una solución. Pero estos secuestros de ahora no tienen parangón sino con los peores crímenes de la humanidad.
¿Podremos volver a ver en libertad a Ingrid y a los demás secuestrados?
Si los liberaran, que comportamiento tendrán las Fuerzas Armadas con sus hombres? Les darían tratamiento de héroes o de traidores?. O simplemente los desecharán?
Al parecer estos compatriotas seguirán soportando esos terribles vejámenes por más tiempo pero no podrá ser mucho más. Colombia no puede permitir que esto siga sucediendo.
Me gusta que la sociedad venezolana se haya pronunciado diciendo no a la reforma propuesta. Pero me gusta mucho más leer y escuchar al movimiento universitario. Los jóvenes están demostrando que pueden surgir nuevos, frescos e inteligentes liderazgos. Sin armas, sin clientelas, sin corrupción.
El Presidente Chávez tuvo que reconocer la realidad pero nos preocupa que sus coléricas reacciones retardadas puedan echar a perder la oportunidad de buscar un acuerdo con la oposición.
El consumismo es una droga que insensibiliza en Venezuela y en Colombia. Sin embargo en el vecino país no fue suficiente.
lunes, diciembre 03, 2007
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