Anoche cuando me disponía a ver el debate sobre la privatización de las Electrificadoras, nos sorprendieron a los televidentes con la renuncia a su curul por parte del senador Álvaro Araújo Castro. Sobre este tema quiero hacer algunas consideraciones.
Los congresistas de Colombia, en razón a su investidura, tienen un fuero especial y son juzgados por la Corte Suprema de Justicia.
El senador Araújo cree que la Corte no le está dando un tratamiento justo y por eso renuncia para que su caso pase a la jurisdicción ordinaria. Además, afirma que en la justicia ordinaria los sindicados tienen el derecho a apelar la sentencia y eso no ocurre con los juzgamientos de la Corte Suprema de Justicia.
Todos los congresistas, de una u otra manera, coincidieron en que dado su carácter irrevocable la renuncia tenía que ser aceptada. Algunos expresaron su gran preocupación porque al aceptar esa renuncia en los términos en que se expresó implicaba darle la razón a Araújo en las motivaciones de su decisión.
Uno de ellos, que presumo sea penalista, argumentó algo mucho más inquietante que lo que dijo el dimitente. Dijo que había que aceptar la dimisión porque el senador Araújo tiene el derecho a someterse al soberano principio de la favorabilidad y por eso renunciaba al fuero especial.
El autor de estas letras que no es experto en derecho penal pero que tiene sentido común y recuerda las clases que recibió en la universidad piensa de otra manera.
Los congresistas tienen un fuero especial para protegerlos pero también para protegerse de ellos. Con la Corte tienen un Juez que no se va a dejar intimidar de terceros y tampoco del acusado. Pero en lo demás, el derecho sustantivo y procedimental no es distinto al de otro ciudadano. En otras palabras, el acusado no va a ser juzgado por normas distintas si pasa a la justicia ordinaria.
Creemos que al fuero no se puede renunciar porque sería burlar uno de los criterios que llevaron al constituyente a establecerlo. Un Juez colegiado en la capital representa mejor a la nación y al estado frente a un Congresista poderoso, que un Juez de un circuito cualquiera.
Si a una persona le parece que el juez o fiscal que adelanta su caso no está cumpliendo con su deber tiene varios caminos para hacer respetar sus derechos. Puede denunciarlo, recusarlo etc.
Vamos a ver la decisión que toma la Rama Jurisdiccional cuando venga la segura avalancha de renuncias de los congresistas que han sido privados de la libertad por la Corte Suprema de Justicia. ¿Tolerará ese intento de descrédito nuestra Corte?.
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