miércoles, enero 30, 2008

Las infraestructuras de Colombia

En los últimos dos meses he tenido la ocasión de manejar mi automóvil por algunas carreteras de Colombia y eso me ha permitido reflexionar sobre las infraestructuras de mi país.
Lo primero que hay que decir es que nunca había visto en grado tan satisfactorio las vías que recorrí. Y a la vez, nunca me había demorado tanto transitando por esas carreteras. Esto quiere decir que se ha hecho un gran esfuerzo por mejorar pero el país está demandando una gran inversión.
Como ocurrió con los gastos de seguridad y defensa, Colombia está muy atrasada en carreteras, vías férreas y nuevos puertos. Lo que resulta extraño es que casi todas las reuniones de los congresistas y los gremios de las regiones con el Gobierno nacional tenían un tema principal: las carreteras.
Colombia ha modernizado su infraestructura de telecomunicaciones de una manera notable gracias a las inversiones del estado y de los particulares. En este tema hemos avanzado bastante. Nunca escuché a uno de los políticos pidiendo más líneas telefónicas o más ancho de banda para el Internet.
La llegada a Santa Marta se ha complicado muchísimo por la extraordinaria presencia de un gran número de camiones que transportan carbón para la exportación. Hace falta una gran inversión en ferrocarriles y en volver las troncales vías de doble calzada con separador.
En los años cincuenta se diseñaron y comenzaron a construir obras como la troncal del Magdalena, el ferrocarril del Atlántico y varios aeropuertos como el de Bogotá. Estas obras no han sufrido modificaciones sustanciales y aún tienen que soportar unas cargas que sobrepasan ampliamente a lo diseñado por sus creadores.
Ya existen planes y proyectos que pronto se comenzarán a ejecutar como el túnel de “La línea”, las dobles calzadas entre Bogotá las ciudades de Girardot y Tunja. El Gobierno ya entregó en concesión el aeropuerto Eldorado y tendrá que acelerar la recuperación del río Magdalena y de las vías férreas que conducen a los puertos. Si queremos seguir aprovechando las riquezas de carbón debemos construir un nuevo y moderno puerto que no atente contra el turismo que es tan importante.
Los expertos podrían añadir o controvertir algunas de las obras que he mencionado pero nadie me podrá negar que una de las grandes tareas de los próximos años será la de emprender la construcción de la infraestructura para la primera parte del siglo XXI..
Para hacer esto necesitamos credibilidad en los inversionistas internacionales que prestarán el dinero o harán las inversiones por concesión. Esa credibilidad será muy estable en la medida en que los colombianos dejemos de matarnos, secuestrarnos etc.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Su blog describe la situación muy bien. Me parece que en el momento de proponer algo, redunda en lugares comunes: dejemos de matarnos, de secuestrarnos para así, y sólo así,poder abrir los mercados para que inversionistan extrangeros hagan y dirijan la fiesta.
Nos den ellos el progreso, hagan ellos país, bla bla bla.

Juan José Reyes Peña dijo...

Que lógica tan absurda la del comentarista anónimo. Para él es mejor seguir así como estamos.
Los mercados ya están abiertos mi querido amigo. De manera legal o ilegal.
Y no sé a que fiesta se refiere. De dónde va a salir toda la plata para hacer las inversiones de infraestructura? De los impuestos en un país en que solo tributan unos pocos?
El progreso nos lo damos nosotros solamente, nadie más. No somos tan importantes como creemos.

Anónimo dijo...

Sin duda no somos importantes.
Somos equivalenbtes al Congo: un país en guerra.
Pero no por eso debemos darnos el lujo de no pensarnos nosotros mismos desde adentro hacia afuera y no en sentido contrario.

Cual es la razón de otorgar en concesión un puerto?
Es nuestra incapacidad económica la razón primordial y la lógica?

En la arqueología existe una regla frente a los hallazgos de culturas pasadas: sólo se excava lo que se puede mantener y cuidar, lo demás se deja a las futuras generaciones.

Con la lógica de la inversión extranjera a ultranza -y ojala no le suene a chavez- no dejamos mucho a las futuras generaciones, excepto quizá, trabajos que representan orgullos bastante dudosos.

Con esos trabajos nos repetimos a nosotros mismos:
ESO ES HACER PAÍS.

Yo disiento de ese sentimiento.

Prefiero no tener un puerto y mirar hacia adentro con miras hacia afuera, que tener un puerto ajeno dentro de mi país que aboga por el extranjero desde adentro.

Esa lógica, para mi, es la absurda.