miércoles, mayo 23, 2007

La doble vida

A veces me pongo a pensar que hay mucha gente en Colombia que lleva una doble y hasta triple vida.
No nos vamos a referir a aquellos que de día son oficinistas normales y de noche se transforman en impresionantes “drag queens”. Ese es otro asunto.
Los muchos dineros ocultos por el tráfico de estupefacientes y la corrupción no están afuera del país, ni siquiera ocultos en esas caletas que han aparecido en los últimos tiempos.
Están ahí en las calles de las ciudades, los vemos todos los días o nos hacemos que no los vemos.
Hace muchos años un amigo tuvo que revisar información en Telecom, la única proveedora del servicio, sobre llamadas telefónicas con destinos al exterior de Colombia. No recuerdo que era lo que mi amigo buscaba pero quedó sorprendido porque los más importantes usuarios de importantes llamadas al exterior eran personas naturales completamente desconocidas. Eran tiempos en donde la diáspora de Colombianos no era tan importante y en donde las tarifas de larga distancia eran caras porque solamente una empresa estatal ofrecía el servicio.
Hicimos este comentario a quienes correspondía la labor de investigar y nos sorprendimos porque no despertó el menor entusiasmo.
Y desde siempre he pensado que un análisis juicioso de las declaraciones de renta y de la información del instituto Geográfico Codazzi podría darnos muy buenas luces sobre la trayectoria de muchos servidores públicos de todas las épocas.
Y esto ya dejó de tener el carácter anecdótico y chismoso de antes. Recuerdo que se decía que fulanito era testaferro de la guerrilla. Siempre pensé que esos comentarios están motivados por la envidia.
El tema es muy serio y va mucho más allá de los resentimientos.
Conozco a muchos que con modestos salarios públicos y privados han logrado conformar patrimonios importantes. Y nadie dice nada. Ocasionalmente algunos caen en desgracia y reciben un castigo, siempre muy moderado.
Pero tampoco es una labor fácil porque no todos los testaferros son personas de escasos recursos. Siempre he estado convencido que es más fácil esconder dinero a través de una persona con dinero.
Aparte de una firme y constante labor policial es preciso adelantar otras muy importantes actividades.
Una sociedad que no estimule y recompense a quienes tienen éxitos económicos nunca podrá progresar. Eso lo tengo claro a la luz de la historia. Pero yo creo que en Colombia se han olvidado otros valores importantes para recompensar a los ciudadanos. Algunas entidades como CAFAM organizan reconocimientos al mejor maestro pero son pocas las instituciones que estimulan los logros cívicos y personales de los colombianos.
En países tan aferrados al dinero como Estados Unidos existe un reconocimiento social permanente a las personas dedicadas al servicio público como los maestros.
Ojalá estos momentos de Colombia nos permitan conocer a muchos que han tenido varias vidas y que le han apostado a varias cartas. No importa que sean simpáticos, de “buena familia” o lo que sea. En todos los rincones de este país se han escondido las ratas.

No hay comentarios.: