viernes, septiembre 21, 2007

Seguridad en las ciudades

Por muchas razones, Colombia decidió que solamente debía existir un cuerpo de policía y debía tener el carácter de nacional. Además le creó una estructura casi idéntica a la de los militares. A nadie sorprende en Colombia ver a los agentes de policía en formación de orden cerrado como si fueran un ejército.
Es que en mi país todo se confunde. Los policías usan fusiles con uniformes camuflados y el ejército lucha contra los traficantes de drogas. De hecho, la captura más importante que se ha producido en los últimos tiempos la hizo un grupo del Ejército.
Pero este no es el tema que más nos preocupa aunque ha ocasionado problemas de corrupción en las filas de las Fuerzas Militares.
Vamos a escribir sobre la seguridad en las ciudades y el papel de la Policía y de los Alcaldes.
Con las migraciones inevitables por razones económicas y con el desplazamiento de muchos, la convivencia en las ciudades está perturbada. Colombia ha hecho un esfuerzo muy grande por mejorar en la dotación de servicios básicos de agua, alcantarillado, energía y telecomunicaciones y los resultados son muy buenos. A tal punto que uno pensaría lo que habría pasado si nos hubiésemos trazado otros objetivos nacionales en temas diferentes. Pero no hemos sido capaces para hacer mejoras sustanciales en los indicadores de empleo.
Durante años la prioridad de seguridad ha sido la de recuperar el dominio en el territorio nacional y actuar en contra de los subversivos y otros grandes delincuentes.
Creo que ahora ha llegado el momento de atacar con mucha energía a los delincuentes urbanos, sin descuidar la acción contra la subversión y el narcotráfico porque aún son muy peligrosos.
Pero en la acción urbana hay dos factores claves que podrían hacer mucho mejor la tarea. Se trata de la Policía Nacional y los alcaldes municipales.
Algunos con cierta timidez han conversado sobre la necesidad de hacer una transformación importante en la Policía Nacional y yo estoy de acuerdo. Por su estructura similar a la castrense y su centralización, los comandantes regionales son poco estables y siempre están pensando en regresar a la capital de la república. Cuando conocen una región se tienen que ir porque el sistema de ascensos por antigüedad así lo exige o porque se produce una de esas crisis de generales tan frecuentes en los últimos treinta años.
Los alcaldes que nominalmente son jefes de policía en la práctica no lo son y se comprometen muy poco con esa necesidad esencial del ciudadano. Siempre esperan que Bogotá o la capital del departamento les de la gente y los recursos. Ellos creen que los dineros que manejan son para otras cosas, como carreteras o calles, por ejemplo.
En el gobierno de Pastrana apreciamos una política interesante sobre seguridad ciudadana que permitió instalar cámaras de video en sitios estratégicos de las ciudades. Pero los alcaldes que recibieron el regalo no continuaron trabajando en esa línea. Esa es, al menos, la percepción que tengo sobre Bucaramanga mi ciudad.
Y no se trataba solamente de instalar unas cámaras y hacer vigilancia a través de ellas. El programa buscaba como se ha hecho en ciudades como Londres, dividir la ciudad en sectores y ayudados con información poder detectar y solucionar los problemas de cada segmento. No es lo mismo atacar todo el problema de Bucaramanga, que comenzar primero por el sector de San Francisco, sanearlo y controlarlo para después pasar a otro y a otro. Lo pequeño es hermoso y es posible.
Esto requiere comandantes estables, alcaldes comprometidos y ciudadanos decididos a colaborar. Siempre he tenido claridad sobre la colaboración de los gremios y empresarios. Pero los actores principales siempre están en otra cosa o los cambian.
Con este ejemplo se hace evidente que hay que hacer reformas en la legislación municipal y en la del sistema de policía nacional. Es preciso incorporar factores de medición que premien o castiguen con recursos a los municipios que han invertido esfuerzos y recursos en la seguridad ciudadana.
Una mejora de la seguridad en las calles y viviendas de las ciudades es una mejora importante en la calidad de vida de los colombianos.

jueves, septiembre 20, 2007

Renovación urbana

Una de tantas cosas que hay que replantear en Colombia es el de las ciudades.
Y no quiero referirme a asuntos generales, debo mencionar a la ciudad en donde vivo: Bucaramanga.
Que desorden, que fealdad, que falta de generosidad con lo público. No se volvieron a construir parques ni a mantener los que existen, el espacio público es escaso y descuidado y a nadie le importa.
En Cabecera del Llano se derrumban casas y se construyen edificios sin ningún gesto de amabilidad con el espacio público. Si pudieran construir sobre las angostas calles lo harían. Y que los visitantes lleguen caminando porque no se disponen plazas para el parqueo. El diseño arquitectónico ha mejorado pero se nota que la ambición del constructor limita las posibilidades de creación.
Por todos lados hay todo tipo de comercio, nadie limita nada. Se instalan nuevos negocios como restaurantes de calidad pero también invaden zonas de uso común.
Nos creímos el cuento de que Bucaramanga era la ciudad bonita y no hemos hecho nada para merecerlo. El Alcalde anterior con quien tuve varias diferencias se arriesgó, hizo cambios en la carrera 33, instaló puentes peatonales con mejor diseño. Su sucesor no hizo nada para embellecer la ciudad. Ni una flor.
Mientras la densidad de Cabecera se aproxima al absurdo, la mayoría de la meseta está edificada por construcciones viejas de muy pobres especificaciones. Pero hacer una renovación urbana requiere del liderazgo de la autoridad municipal. Hay que escoger un sector y comprarlo o expropiarlo. Y hacerle un plan detallado para crear una ciudad dentro de la ciudad. ¿Por qué no hacer un parque de varias manzanas en la zona sur del centro de la ciudad? Con ese plan definido se convoca a los constructores privados para que participen e inviertan. Tengo la certeza de que lo harán, siempre y cuando se les asignen o vendan espacios de un buen tamaño.
Y para garantizar el éxito de este proyecto se deberían adoptar serias medidas que hagan muy onerosa la construcción de nuevos proyectos en Cabecera. Debemos hacer que el nuevo sector sea la prioridad. Posteriormente, se podrán seleccionar otros para continuar con la renovación de la meseta.
Hemos leído que el Gobierno nacional piensa impulsar acciones para hacer renovación en las ciudades. Ojalá sea así porque tenemos muy presente el papel que jugó la nación en la construcción de los sistemas de transporte masivo. Debería olvidarlo, pero aún recuerdo la actitud de muchos transportadores y autoridades frente a metrolínea. Con mucho estoicismo el Presidente Uribe tuvo que escuchar las impertinencias del alcalde de Girón y de los dirigentes del transporte urbano.

sábado, septiembre 15, 2007

Nombres y más nombres

El poder es para el pueblo dicen algunos demagogos y los locutores deportivos. Si nos atenemos a los nombres de los candidatos debemos afirmar que ya todo el poder es para el pueblo.
Pero evidentemente el tema no es tan sencillo. La política se ha vuelto uno de los mecanismos más importantes para obtener ascenso social y dinero. El tercer elemento que buscan algunos que ya tienen dinero es el reconocimiento social.
El punto que nos lleva a escribir no es el de la ortografía singular de los nombres, ni la tradición de los apellidos. Es que al absurdo sistema político que nos rige, con eso que llaman “voto preferente” hace que lo único que cuente son los nombres y números de los candidatos. Los partidos y movimientos son tantos que no importan. Y, además, la gente se cambia de partido como quien se cambia de camisa.
Todos estos avisos que inundan las ciudades y los hechos recientes nos llevan a sentir mucha nostalgia de tiempos pasados cuando había que obligar a personas prestantes para que aceptaran ser Alcaldes o Gobernadores.
Los demagogos que cité el principio me podrán criticar por la afirmación anterior, pero los hechos están de mi parte. Lamentablemente estos nuevos personajes no han resultado precisamente los mejores y más honestos y eficaces administradores y gobernantes.