Hace poco tiempo le pregunté a varias personas mayores de ochenta años sobre como recordaban el inicio de la Segunda Guerra Mundial. La mayoría no lo recordaron. Quizás eran muy jóvenes y las noticias no causaban en aquella época el impacto inmediato que causan ahora.
Además, las consecuencias de un hecho de esa naturaleza no afectaba de manera directa la calidad de vida de los habitantes de un lejano país de América del Sur. Al poco tiempo si generaría consecuencias de variada naturaleza.
Otra cosa acontece cuando uno pregunta por eventos como la sublevación del 9 de abril de 1948 después de la muerte del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán. Habían pasado casi diez años, esas personas ya eran mayores y , lo más importante, sintieron que ese momento habría podido cambiar significativamente sus vidas.
En mi generación todo fue distinto porque el radio y la televisión lo dominaban todo. Recuerdo perfectamente la crisis de los misiles de Cuba en 1962, el asesinato de Kennedy y muchos otros hechos que recibieron una amplia cobertura de los medios de comunicación.
La economía financiera de Estados Unidos y el mundo está viviendo un momento crítico. Si los congresistas de Estados Unidos s ponen rápidamente de acuerdo sobre el dinero que hay que invertir es muy probable, pero no seguro, que salgamos adelante. Y no tengo certeza porque todos los días se conoce el nombre de otra entidad financiera con problemas.
Pero todo mi comentario va a que la gran mayoría de la gente, acá y allá no tienen plena conciencia del problema. Acá porque creen que eso es cosa de gringos y allá porque todavía algunos creen que el estado no está para internvenir decisivamente en el rescate del sector financiero.
Espero despertarme en lunes escuchando la noticia de un buen acuerdo del Congreso de Estados Unidos. Y quiero que unos días más tarde despierte también con la noticia de que nos queda una recesión económica solamente y no una catástrofe o hecatombe como dicen en Colombia