En un artículo que nunca escribí quería expresarme acerca de las paradojas del capitalismo especialmente en el tema del empleo.
Los países desarrollados habían entregado la manufactura de los bienes a los países del extremo oriente y del sur y se reservaron para ellos los servicios sofisticados. A sus inmigrantes les dejaron la construcción y los oficios menos remunerados.
Así eran las cosas, más o menos, y muchos pensaban que todo estaba bien porque se producían muchos bienes a precios irrisorios y eso beneficiaba a la mayoría. De otro lado, se decía que gracias a las luchas sindicales las remuneraciones de los trabajadores de los países ricos resultaban impagables y muchas veces estimulaban la holgazanería.
Muchos de los inmigrantes serán forzados por las circunstancias o por medidas de gobierno a regresar a sus naciones de orígen. Y esto va a generar muchas perturbaciones en el norte y en el sur.
Había que tercerizar y entregar a terceros los asuntos de las empresas que no hacían parte del corazón del negocio. Y esa tercerización hizo que se perdieran muchos empleos. Los que se pudieron recuperar se consiguieron en condiciones precarias.
Todo giraba sobre el consumo al debe de Estados Unidos. Y cuando no pudimos financiarlo vino el colapso.
Cada mañana me despierto con la noticia de más despidos en compañías de Estados Unidos y del mundo. Y en Colombia casi no es noticia el tremendo desempleo que crece día a día.
La reforma laboral colombiana que hizo extraordinariamente flexibles las garantías laborales ha fracasado. No se trata de volver a la legislación anterior pero si es importante pensar en darle una ayuda a los parados para que puedan recuperar sus empleos y las empresas para que lo generen.
Las leyes y los decretos sirven, pero mucho más la mentalidad de los colombianos. Tiene que cambiar ese paradigma de muchos empresarios que consideraban el empleo como una carga molesta y pesada. No se han dado cuenta que uno de los activos más valiosos es un personal capacitado, motivado y bien remunerado.
Ojalá quedara tiempo para discutir del empleo de cara al país y no en pequeñas reuniones en Casa de Nariño. ¿Cómo vamos a actuar todos para crear y mejorar el empleo en Colombia?.
Desde hace rato ha llegado la hora de pensar en la gente, en el individuo.