Quiero pedir excusas a mis lectores porque mis últimos escritos se habían referido únicamente al tema de la crisis paramilitar de Colombia y en general a las últimas crisis políticas de la nación. Como si no existieran otros temas.
Por razones de trabajo y para visitar a mis hijos he dejado por unos días mi encierro bumangués y me he venido a Bogotá. He aprovechado este viaje para escuchar menos radio, leer de otros temas y pasear por la ciudad. Para olvidar? No, de ninguna manera, el tema es muy importante para olvidarlo. Pero si para refrescarme un poco.
El otro día escribí sobre la necesidad de hacer un gran esfuerzo con capitales de todo el mundo para modernizar nuestra infraestructura vial. Cada vez que uso una carretera o me muevo por las calles de Bogotá o de cualquier ciudad grande veo más evidente esa necesidad.
Una solución tardía cuando el petróleo sube y sube? Claro que si, pero tampoco veo que la gente vaya a dejar guardados sus vehículos a menos que el alza llegue de manera repentina a niveles insostenibles.
Existen muchas soluciones pero todas demandan mucho dinero y una fuerte decisión política. Veamos algunas, no necesariamente las más importantes.
Los sistemas de transporte masivo tipo transmilenio son un aporte importante. Lamentablemente han caído en los vicios de esa implacable y corrupta máquina de contratación nacional. Pero saldrán adelante, más tarde de lo previsto, pero serán un apoyo importante. Es muy importante que todas las autoridades sigan desarrollando esos sistemas y saquen muy rápido de circulación los buses viejos. Mucha ha sido la propaganda sobre el sistema de Bogotá pero todavía vemos muchas busetas y buses viejos casi vacíos. Y el transmilenio lleno a todas horas. Como si fuera cierto el cuento de que los buses siempre deben ir llenos.
Deberíamos impulsar un gran programa de chatarrización de automotores viejos que contaminan y consumen mucho combustible. Esto sirve para dinamizar aún más el mercado del usado y le permitiría a la gente mejorar sus medios de desplazamiento.
En varios países de Europa han rebajado hasta cero el pago de impuestos a los vehículos nuevos que cumplan ciertas normas, por cierto muy estrictas, de contaminación y de consumo de combustibles. Aquí podríamos hacer algo parecido para que la gente deje de usar esas grandes camionetas y utilice carros pequeños con alta eficiencia.
Tenemos que volver a pensar seriamente en el ferrocarril y no solamente para transportar carbón. El río Magdalena es también una red vital de transporte pero necesita más atención para que sea un sistema confiable todo el año.
Y a estas ideas se pueden sumar muchas otras que he omitido por razones de espacio.
Para terminar quiero solamente mencionar un ejemplo sobre decisiones administrativas bien intencionadas que afectan el medio ambiente. En Bucaramanga si usted tiene una pick-up, es decir, una camioneta con platón, no está sujeto al pico y placa de los demás vehículos privados. La gente que no es tonta ha decidido comprar estos grandes carros que consumen mucho combustible y transportan a poca gente. Mientras en Estados Unidos nadie compra esos artilugios, en mi ciudad tienen gran demanda gracias a las equivocaciones del gobierno local.
sábado, mayo 10, 2008
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