Con menos frecuencia de la que desearía escucho los viernes en la noche los comentarios de los corresponsales extranjeros en el programa Hora 20 de Caracol.
El viernes pasado el tema fue el de la crisis mundial y los cambios de vida de muchas de las personas. Europa quien siempre se había caracterizado por un consumismo moderado había entrado en la misma danza frenética de Estados Unidos gracias al crédito casi ilimitado. Al terminar, dijeron que en Colombia veían los mismos comportamientos en muchos sectores.
El sábado en la noche tuve que presenciar, muy contra mi voluntad, un programa de televisión en el que presentaban una casa de verano en Colombia. No decían donde pero por el entorno de montañas cercanas me atrevería a asegurar que es una casa gigante en el departamento de Cundinamarca (Girardot?). Muy bonita la casa, decorada como les gusta a los nuevos ricos que no tienen historia, al estilo minimalista, pero con un lujo y un tamaño impresionante. El dueño la visitará máximo veinte días en el año.
En Colombia algunos gastaron mucho gracias a la prosperidad reciente y a las corruptelas de siempre. Pero la gran mayoría apenas pudo comprarse un carro y algunas cosas más gracias a las tarjetas de crédito. No se construyó mucha vivienda nueva para las personas con menos recursos porque allí se necesitaba una intervención agresiva del estado que no se produjo.
Todas estas crisis tratan de volver a llevar las cosas a su nivel. Recuerdo la de 1982 y pensaba que esa bonanza loca me la había perdido. Y así todas las demás como la de 1999 donde si salí daminificado porque tenía deuda de vivienda. Aún conservo la casa pero ya no creo que valga la pena morir un poco para tener techo propio.
Ojalá la crisis que se ve llegar no afecte demasiado a las clases medias y bajas del mundo. Pero eso es solo un sueño. Sería muy bueno que se llegara a un mundo más austero, más racional con el medio ambiente.
Siempre será oportuno revisar los objetivos de nación. Pienso que no lo estamos haciendo y seguimos pensando en el pasado reciente. La operación Jaque ya pasó, ahora tenemos nuevas exigencias. Lo he dicho varias veces, aprovechemos el impulso para hacer un nuevo y moderno desarrollo agrícola en los territorios recién reconquistados. Despojemos de la tierra a los mafiosos que no son capaces de nada distinto a sembrar pastos y motivemos al capital a invertir. Me parece bien que se castigue duramente con impuestos a los propietarios de grandes predios ociosos.
Las Universidades públicas tienen que crecer mucho más pero no solamente en sus espacios habituales sino en muchos municipios que requieren ese impulso. Por ejemplo, la Universidad Nacional tiene que abrir una o varias sedes importantes en San José del Guaviare y otras poblaciones del oriente y del sur del país. En la Universidad de Antioquia ya se está discutiendo sobre la necesidad de duplicar el número de sus estudiantes.
Perdimos el momento de traer capitales para hacer nueva infraestructura de transporte. Era muy necesaria. Pero eso no quiere decir que nos demos por vencidos. Debemos aumentar las concesiones y hacer que las actuales mejoren. No hablo de grandes inversiones para los actuales concesionarios pero el estado debe promover y vigilar para que se construyan variantes, se eliminen curvas, se pinte la carpeta y se mantenga la señalización, entre otras cosas.
Y, lo más importante, pensemos en la gente. Que la acción de tutela tienda a desaparecer y no porque se elimine del ordenamiento jurídico sino porque el funcionario que tenga que aplicar tutelas reciba una sanción. Y que nos pongamos de acuerdo sobre los derechos que podemos garantizar inmediatamente. Hay algunos de gran contenido económico o cultura social que deben ser objeto de compromisos tangibles. No es fácil cambiar el alma de la gente y menos en Colombia donde nos hemos acostumbrado a muchas prácticas sociales inconvenientes.
En una ocasión me referí a la pobre seguridad en las ciudades y me cayó uno de mis escasos lectores. Ha llegado la hora de hacer cambios profundos en la Policía Nacional para hacerla más eficaz y unida a la comunidad. Me cuesta mucho trabajo escribir las líneas anteriores sin dejar de pensar en las últimas noticias de la Sijin de la Policía en Cali. Hechos gravísimos que apenas sucitan unos pocos comentarios.Por su trabajo y el contacto con los delincuentes siempre existe el peligro de corrupción de la Policía, y en Colombia aún más por el narcotráfico. Pero es vital tener una buena policía acompañada de un sistema de investigación criminal, juzgamiento y un régimen carcelario idóneo. Muchos Alcaldes gastan dinero para atender a sus clientelas en lugar de colaborar para que el aparato contra el crimen sea eficaz en su jurisdicción.
Mañana me despertaré para escuchar las noticias de siempre en mi país. Por qué el Señor Uribe no dice lo que quiere?