Cuando escuché esta semana que no había pruebas de supervivencia de los secuestrados de las FARC pensé inmediatamente que el proceso de mediación estaba en grave peligro.
Y hoy me despierto con la noticia de su terminación. El motivo es muy grave pero es mucho más el comportamiento de las FARC que siguen insistiendo en su estrategia dilatoria.
Como víctima de un secuestro en mi familia desearía que pronto se reanudaran los contactos para que esas personas pudiesen regresar con sus familias. Pero creo que, de momento, las FARC seguirá utilizando a todas esas personas para obtener ventajas en su favor. El mundo debe entender que con todo lo que ha pasado, esto es inaceptable.
Ya comencé a escuchar voces de algunos que se quejan sobre la impaciencia del Presidente Uribe. Pero me atrevo a asegurar que cualquier persona habría que tenido que actuar igual ante una serie de imprudencias, cada vez más delicadas, del mediador.
jueves, noviembre 22, 2007
lunes, noviembre 19, 2007
Recuerdos
Con el paso del tiempo se conoce mucha gente y a veces se guardan recuerdos muy fugaces o inexactos de las personas. A veces conocemos una persona y nos formamos una imagen distorsionada de ella. Nos parece una persona perfecta o todo lo contrario y ambas son visiones no reales.
Pero lo verdaderamente importante es lo que guardemos de las personas queridas.
“" Aquel anciano olvidaba voluntariamente las imperfecciones, las sombras, los defectos visibles que salen a la superficie del alma, para no conservar, de los seres que él había elegido, sino lo más puro que en ellos había o lo que aspiraban a ser"
OPUS NIGRUM . Marguerite Yourcenar
Pero lo verdaderamente importante es lo que guardemos de las personas queridas.
“" Aquel anciano olvidaba voluntariamente las imperfecciones, las sombras, los defectos visibles que salen a la superficie del alma, para no conservar, de los seres que él había elegido, sino lo más puro que en ellos había o lo que aspiraban a ser"
OPUS NIGRUM . Marguerite Yourcenar
jueves, noviembre 15, 2007
No existimos
Nunca le he prestado mayor atención a esas listas de personajes que nuestras revistas semanales hacen periódicamente. Me parece que todas las enumeraciones son respetables pero siempre son sesgadas o, para decirlo mejor, subjetivas.
La Revista Cambio del 15 de noviembre trae una lista con los nombres de unas personas y la descripción de sus actividades. No la voy a cuestionar, ni más faltaba. Mi reflexión irá a otro punto.
Aunque puedo equivocarme, tengo que decir que en esas cincuenta personas mencionadas solamente hay una persona de Santander.
¿Por qué será que para los medios bogotanos las personas de Bucaramanga y Santander no existen? Y lo mismo pasa con el Gobierno Nacional. La representación de Santander es muy escasa.
Sería útil que mis paisanos reflexionaran sobre esta situación. Yo no creo que sea un problema de nuestros sistemas educativos. Contamos con excelentes colegios que nos sitúan por encima del promedio nacional. Y en materia de universidades podemos mostrar buenos resultados como se ha podido comprobar con los exámenes de estado realizados por el ICFES. Por supuesto, hay muchísimo por mejorar.
Me parece que fallamos un poco en la formación de post-grados en el exterior para temas afines a la administración de empresas, el derecho y el amplio mundo de la economía. Esto solamente para mencionar los campos que me son afines.
Definitivamente no estamos jugando el rol protagónico que nos había correspondido siempre. Se podrían dar varias explicaciones de contenido histórico y económico y pensar que la ausencia de empresas importantes nos ha quitado trascendencia.
Sería muy útil que los expertos que están estudiando la competitividad de Santander analizaran este tema y encontraran la forma de posicionar mejor a nuestro recurso humano. El problema pasa un poco por nuestra timidez y el egoísmo que nos caracteriza y no nos deja hablar bien de nuestros paisanos.
No quiero pensar que al igual que perdimos la “Guerra de los Mil Días” hace cien años, hemos perdido otra, la del poder.
La Revista Cambio del 15 de noviembre trae una lista con los nombres de unas personas y la descripción de sus actividades. No la voy a cuestionar, ni más faltaba. Mi reflexión irá a otro punto.
Aunque puedo equivocarme, tengo que decir que en esas cincuenta personas mencionadas solamente hay una persona de Santander.
¿Por qué será que para los medios bogotanos las personas de Bucaramanga y Santander no existen? Y lo mismo pasa con el Gobierno Nacional. La representación de Santander es muy escasa.
Sería útil que mis paisanos reflexionaran sobre esta situación. Yo no creo que sea un problema de nuestros sistemas educativos. Contamos con excelentes colegios que nos sitúan por encima del promedio nacional. Y en materia de universidades podemos mostrar buenos resultados como se ha podido comprobar con los exámenes de estado realizados por el ICFES. Por supuesto, hay muchísimo por mejorar.
Me parece que fallamos un poco en la formación de post-grados en el exterior para temas afines a la administración de empresas, el derecho y el amplio mundo de la economía. Esto solamente para mencionar los campos que me son afines.
Definitivamente no estamos jugando el rol protagónico que nos había correspondido siempre. Se podrían dar varias explicaciones de contenido histórico y económico y pensar que la ausencia de empresas importantes nos ha quitado trascendencia.
Sería muy útil que los expertos que están estudiando la competitividad de Santander analizaran este tema y encontraran la forma de posicionar mejor a nuestro recurso humano. El problema pasa un poco por nuestra timidez y el egoísmo que nos caracteriza y no nos deja hablar bien de nuestros paisanos.
No quiero pensar que al igual que perdimos la “Guerra de los Mil Días” hace cien años, hemos perdido otra, la del poder.
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domingo, noviembre 11, 2007
Mi experiencia en Facebook
Desde hacía algunos meses venía observando la creciente afición de mis hijos por el Facebook y un día me animé a abrir mi propia cuenta.
Así llevo un tiempo y ya tengo algo más de noventa amigos que no es nada frente a lo que tienen mis hijos y sus compañeros de generación.
Pero, debo confesar la verdad, al cabo de estos me dan ganas de cerrar la cuenta y abandonar al facebook porque no he encontrado motivos para entusiasmarme. Es como una especie de “Club Campestre” virtual en donde se encuentra uno con varias personas, algunas muy queridas y recordadas y otras que a duras penas saludan en un supermercado.
Gente, si, toda la que uno quiera. Pero contenidos, ninguno. Unos grupos que al principio despiertan simpatía pero que después aburren porque casi todos ellos buscan oponerse a algo o a alguien o, en caso contrario, hacerle propaganda a alguien.
Y también sirve para que los banqueros le recuerden a uno el pago de algunas obligaciones que en mala hora suscribimos.
Hoy leía que este el nuevo medio de comunicación que superó al email. Quizás me está pasando lo mismo que a mi padre que a sus ochenta y dos años llegó al fax y usa muy poco el correo electrónico.
El tiempo dirá si logro obtener placer en este aplicativo para ver las redes sociales de la gente.
Así llevo un tiempo y ya tengo algo más de noventa amigos que no es nada frente a lo que tienen mis hijos y sus compañeros de generación.
Pero, debo confesar la verdad, al cabo de estos me dan ganas de cerrar la cuenta y abandonar al facebook porque no he encontrado motivos para entusiasmarme. Es como una especie de “Club Campestre” virtual en donde se encuentra uno con varias personas, algunas muy queridas y recordadas y otras que a duras penas saludan en un supermercado.
Gente, si, toda la que uno quiera. Pero contenidos, ninguno. Unos grupos que al principio despiertan simpatía pero que después aburren porque casi todos ellos buscan oponerse a algo o a alguien o, en caso contrario, hacerle propaganda a alguien.
Y también sirve para que los banqueros le recuerden a uno el pago de algunas obligaciones que en mala hora suscribimos.
Hoy leía que este el nuevo medio de comunicación que superó al email. Quizás me está pasando lo mismo que a mi padre que a sus ochenta y dos años llegó al fax y usa muy poco el correo electrónico.
El tiempo dirá si logro obtener placer en este aplicativo para ver las redes sociales de la gente.
viernes, noviembre 09, 2007
Las pequeñas grandes cosas
Muchas veces los administradores públicos y privados tienen que ocupar todo su tiempo en los asuntos macro porque en muchos casos de ellos depende la subsistencia y viabilidad de muchas instituciones. Y dejan los pequeños asuntos, lo que tienen que ver con el ciudadano, en manos de mandos medios o bajos, sin ningún sentido de economía, celeridad y respeto a la persona.
En Colombia, aunque la ley diga otra cosa, se presume siempre que el ciudadano es tramposo. Y tenemos un número muy grande de ese tipo de personas pero todavía están muy lejos de ser la mayoría.
Periódicamente algún gobernante lleno de buenas intenciones logra la expedición de una ley o un decreto para agilizar los trámites ante el estado. Al poco tiempo esas normas se interpretan desfavorablemente para el ciudadano y hay que esperar una nueva reglamentación.
Vamos a dar unos pocos ejemplos para mostrar la ineficiencia de algunos servicios del estado y el poco interés por las necesidades del ciudadano.
Y comenzaremos con un ejemplo tonto. Si usted se va a vincular con el estado tiene que presentar certificaciones de la Contraloría y Procuraduría para demostrar que contra usted no hay procesos o sanciones. La Contraloría Nacional expide ese documento en sus propias oficinas de manera muy rápida y gratuitamente. En cambio la Procuraduría ha decidido cobrar por ese trámite y para ese fin hay que hacer filas en un banco por más de una hora para pagar tres mil pesos. Y superado el tedio y la rabia de esas filas inútiles, ir a una oficina alquilada para ese fin para que le entreguen a uno un papel de seguridad con la información. ¿Cuánto le cuesta al estado la necedad de un funcionario desconfiado que exigió papel de seguridad? Y la gente que tiene que padecer eso no importa.
Pero veamos algo mucho más importante como es el proceso electoral colombiano. Entre ocho de la mañana y cuatro de la tarde un número importante de ciudadanos tiene que permanecer frente a cada urna de votación para asegurar la transparencia del proceso electoral. Y una vez cerrada la votación, a la temprana hora de las cuatro de la tarde, hacer el proceso de conteo y escrutinio de cada mesa. ¿Cuánto le cuesta a la nación este tremendo desperdicio? Me dirán que es un deber ciudadano servir de jurado electoral. Pero me pregunto si tiene lógica en esta época de la información. A todas esas personas que intervienen en el proceso del domingo de elecciones hay que darles una compensación en su trabajo. ¿Cuánto cuesta eso?. No entiendo por qué no hace un proceso rápido de modernización y sistematización de las elecciones. Algunos periodistas se sienten satisfechos porque la información está disponible muy rápidamente y ya no hay que esperar hasta altas horas de la noche para conocer los resultados.
Y si un joven ciudadano se acerca a la Registraduría para ejercer su deber y derecho de obtener su cédula de identidad recibe la respuesta de que regrese dentro de diez días porque siguen muy ocupados con las elecciones.
¿Y que pensar por ejemplo de las obras de Metrolínea en Bucaramanga? No se les ocurrió pensar en el ciudadano. Había que abrir todos los huecos posibles y comenzar a hacer obras a paso de tortuga.
Es que en este país nadie piensa en los demás, solamente en la propia conveniencia. En otra ocasión podríamos mostrar ejemplos similares de la empresa privada.
En Colombia, aunque la ley diga otra cosa, se presume siempre que el ciudadano es tramposo. Y tenemos un número muy grande de ese tipo de personas pero todavía están muy lejos de ser la mayoría.
Periódicamente algún gobernante lleno de buenas intenciones logra la expedición de una ley o un decreto para agilizar los trámites ante el estado. Al poco tiempo esas normas se interpretan desfavorablemente para el ciudadano y hay que esperar una nueva reglamentación.
Vamos a dar unos pocos ejemplos para mostrar la ineficiencia de algunos servicios del estado y el poco interés por las necesidades del ciudadano.
Y comenzaremos con un ejemplo tonto. Si usted se va a vincular con el estado tiene que presentar certificaciones de la Contraloría y Procuraduría para demostrar que contra usted no hay procesos o sanciones. La Contraloría Nacional expide ese documento en sus propias oficinas de manera muy rápida y gratuitamente. En cambio la Procuraduría ha decidido cobrar por ese trámite y para ese fin hay que hacer filas en un banco por más de una hora para pagar tres mil pesos. Y superado el tedio y la rabia de esas filas inútiles, ir a una oficina alquilada para ese fin para que le entreguen a uno un papel de seguridad con la información. ¿Cuánto le cuesta al estado la necedad de un funcionario desconfiado que exigió papel de seguridad? Y la gente que tiene que padecer eso no importa.
Pero veamos algo mucho más importante como es el proceso electoral colombiano. Entre ocho de la mañana y cuatro de la tarde un número importante de ciudadanos tiene que permanecer frente a cada urna de votación para asegurar la transparencia del proceso electoral. Y una vez cerrada la votación, a la temprana hora de las cuatro de la tarde, hacer el proceso de conteo y escrutinio de cada mesa. ¿Cuánto le cuesta a la nación este tremendo desperdicio? Me dirán que es un deber ciudadano servir de jurado electoral. Pero me pregunto si tiene lógica en esta época de la información. A todas esas personas que intervienen en el proceso del domingo de elecciones hay que darles una compensación en su trabajo. ¿Cuánto cuesta eso?. No entiendo por qué no hace un proceso rápido de modernización y sistematización de las elecciones. Algunos periodistas se sienten satisfechos porque la información está disponible muy rápidamente y ya no hay que esperar hasta altas horas de la noche para conocer los resultados.
Y si un joven ciudadano se acerca a la Registraduría para ejercer su deber y derecho de obtener su cédula de identidad recibe la respuesta de que regrese dentro de diez días porque siguen muy ocupados con las elecciones.
¿Y que pensar por ejemplo de las obras de Metrolínea en Bucaramanga? No se les ocurrió pensar en el ciudadano. Había que abrir todos los huecos posibles y comenzar a hacer obras a paso de tortuga.
Es que en este país nadie piensa en los demás, solamente en la propia conveniencia. En otra ocasión podríamos mostrar ejemplos similares de la empresa privada.
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