lunes, noviembre 30, 2009

Aquellas pequeñas cosas

No son aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas.
Me quiero referir a aquellos pequeños momentos de goce, del placer que nos deja la vida a cada momento si queremos.
Recuerdo la grata sensación de viento fresco con el que me encontré hace poco cuando doblé una esquina cerca de mi casa. No siempre está, he hecho ese cruce miles de veces y solamente en algunas ocasiones en la mañana se repite.
Desde que lo preparo yo mismo he aprendido a disfrutar muchísimo el desayuno. Es la hora de conversar sin afanes. Antes, tenía que salir corriendo a sentarme en una silla. Ahora no corro, salvo cuando sea necesario.
No todas las conversaciones con la gente me producen gratos recuerdos. Sólo muy pocas y los recuerdos los trato de atesorar hasta que la memoria, dura e inexorable, también los borra.
La clave de todo está en tratar de gozar el ahora. Los artistas de la motivación y de la autoayuda lo dicen con la mayor tranquilidad.Salvo momentos culminantes, en la mayoría de las ocasiones hay algo que perturba. Una frase, un recuerdo, otra persona.
No sé si yo sea mejor que antes. Eso no importa. Me duelen más los huesos pero estoy más tranquilo y tengo que tratar menos con gente que no me gusta. Eso me basta, por ahora.

domingo, noviembre 29, 2009

Las expresiones de la gente

Durante años me han sorprendido ciertas personas porque siempre han logrado mostrar en público una cierta compostura quizás aprendida desde le cuna. Tal vez en su casa les enseñaron esas posturas como expresión de buena educación y de defensa propia. Si la gente no conoce tus verdaderos sentimientos y solo aprecia una sonrisa, siempre tendrás una buena imagen y no te atacarán.
Así conozco muchas personas y reconozco que las envidio porque siempre tienen cara de retrato.
En cambio, a mi me critican por lo contrario. Y conozco también a varias personas que no pueden disimular nada porque hablan con los ojos.
El otro día tuve una ocasión, que considero desafortunada, de ver el rostro real de una de las personas siempre correctas. No sé si su expresión tenía que ver conmigo o con lo que estaba haciendo. Quizás era cansancio, no lo sé. Pero será muy difícil que logre borrar esa nueva expresión. Siempre me parecerá la verdadera.

martes, noviembre 24, 2009

¡Lo que faltaba!

Una de las plagas de nuestro tiempo es la de los que siempre quieren hablar o escribir en positivo.
Dicen que si uno expresa una objeción a algo es como si se dijeran groserías o se expresara una maldición. Hay que ser positivos para no enfermarse.
A riesgo de ser tachado como un paria, tengo que decir que lo que estamos viviendo nunca lo habríamos siquiera sospechado.
Los colombianos hemos visto de todo en los últimos años. Sólo nos faltaba una guerra y ahora están haciendo grandes esfuerzos por regalarnos una.
No por pensar negativo le voy a creer a esta guerra. Si llega, me tomará sin prepararme.