Cuando me disponía a escribir algo expresando mi intención de participar en la marcha del 6 de marzo me encuentro con la noticia de la muerte de alias Raúl Reyes y los hombres que lo acompañaban.
¿Cuál sería la reacción de las FARC ante ese hecho tan grave que le quitaba el mejor, el más intransigente, el más capaz y peligroso de sus líderes?.
Durante muchas horas escuchamos las opiniones de distintas personalidades de la nación y nos preocupaba la suerte de todos los secuestrados. Ya nos han dado terribles demostraciones de cobardía y salvajismo con el asesinato de los diputados a la asamblea del departamento del Valle del Cauca.
También pensamos que esa reacción no sería fácil porque los jefes de las FARC tuvieron una prueba fehaciente sobre el uso de las comunicaciones satelitales y sus consecuencias. Creíamos y creemos que las recientes capturas y muertes de jefes los tendrá que llevar más temprano que tarde a la mesa de negociación.
Pero vino la reacción por un camino previsible pero que no esperábamos. Los colombianos siempre habíamos estado solos en nuestros conflictos y el mundo poco se interesaba por nuestros problemas. Así había sido antes, pero ya no.
La acción de muerte de Reyes se produjo en Ecuador. Eso nunca se ha negado. Y de ese hecho, que no niego es delicado, se ha agarrado Chávez (antes lo llamaba Presidente Chávez) para liderar uno de los más fuertes ataques que haya recibido Colombia en los últimos sesenta años.
No sabemos si la capacidad de las FARC se ha limitado tanto que ya su respuesta la tienen que dar sus aliados internacionales. Porque es evidente la alianza de Venezuela y Ecuador con las FARC.
Vendrán unos días difíciles porque Cuba (el titiritero) es muy hábil para mover la opinión en foros como las Naciones Unidas. Y la izquierda hará también un gran esfuerzo contra Colombia por nuestros pecados. Que los tenemos en muchos campos, como los tienen todos. Es muy probable que Chávez ponga en contra nuestra a muchos de los países del hemisferio que han sido elegidos por la izquierda.
¿Y qué podemos hacer los colombianos?
Lo primero es no responder a las peligrosas pero hasta ahora verbales provocaciones de Chávez.
Tenemos que demostrar , en todas las instancias y todos los escenarios, que el gobierno de Ecuador tiene tratos con las FARC y que no era casual la existencia del campamento atacado.
El Presidente Uribe ahora si debe promover y realizar el gran pacto de la sociedad colombiana y los sectores políticos democráticos para rechazar la violencia y la doctrina de combinación de formas de lucha contra el enemigo. El presidente debe llamar al gabinete a los mejores y más representativos líderes nacionales y hacer un gobierno de unidad. Un gobierno que se prepare, que mantenga la cohesión nacional, que corrija lo malo y reafirme lo bueno. No tenemos que estar de acuerdo en todo, pero sí en lo fundamental.
Si no hacemos ese pacto es probable que superemos este momento difícil,pero habremos perdido una gran oportunidad. Y la vida nos ha enseñado que existen momentos cruciales para adoptar decisiones nuevas.
lunes, marzo 03, 2008
sábado, febrero 23, 2008
El oriente de Colombia
Siempre critiqué a esas personas que proponían, casi siempre sin pensar en el dinero, proyectos de gran tamaño. Creo que ahora me toca el turno de hacer lo mismo.
Colombia tiene una extensión de algo más de un millón cien mil kilómetros cuadrados pero solamente la mitad del territorio está ocupado. La otra mitad de selvas y llanos apenas está habitada.
No es fácil ni quizás conveniente llenar esos territorios de gente. Pero la nación y el estado colombiano tienen que apropiarse de esas tierras y aprovechar sus muchas o pocas oportunidades.
Desde hace meses estoy pensando en la necesidad de crear y fortalecer los asentamientos urbanos de nuestro extremo oriental. Allá donde las FARC tienen a nuestros secuestrados y que ha sido el imperio de la coca.
En épocas del Presidente Belisario Betancur se habló de crear una ciudad en el departamento del Vichada. Se iba a llamar Marandúa. Desde hace mucho tiempo no volví a escuchar a nadie sobre eso y presumo no se hizo nada.
En los escenarios de competitividad que diseñan profesores de administración de empresas y construyen los empresarios siempre se analizan proyectos de plataforma para mejorar los caminos entre las empresas y los puertos y muchos otros factores enfocados a mejorar las condiciones de las empresas. No pretendo discutir eso, pero en Colombia esos criterios son insuficientes.
Si Colombia no ejerce dominio pleno de todo su territorio nunca podremos librarnos de las fechorías de bandoleros de izquierda o derecha. Quizás si el mundo descubre que es más grato y excitante practicar deporte que consumir drogas, podríamos seguir igual que ahora y no preocuparnos por esos remotos parajes.
Mi propuesta es que Colombia declare como prioridad el desarrollo de la zona oriental y sur oriental del territorio. Eso implica hacer muchas obras de infraestructura como carreteras, puertos fluviales, oleoductos, distritos de riego, ferrocarriles, aeropuertos etc. y también la decisión de establecer grandes centros educativos de todos los niveles y modalidades, hospitales, oficinas de gobierno con poder de decisión. En síntesis, hacer atractivo que los colombianos inviertan y vivan allá.
En 1960 lo que hoy es el departamento del Cesar era una región casi deshabitada, una especie de vacío selvático entre la costa atlántica y la zona andina, eso que en Colombia llamamos el interior. Cuarenta años después esa región es distinta pero el desarrollo ha sido imperfecto, lento y desigual.
Hace mucho menos tiempo el piedemonte de los llanos orientales tenía muy poca productividad. Eso también ha cambiado.
En el desarrollo del oriente debe haber una participación mucho más agresiva del estado para evitar desafueros, para preservar el medio ambiente, para estimular actividades de incierta rentabilidad a corto plazo. Aquellas tierras son distintas a las que he mencionado antes y quizás sea más complicado hacerlas productivas. Necesitamos empresarios que inviertan pero necesitamos mucho más a los pequeños y medianos propietarios que le den sostenibilidad de largo plazo.
Cuando estaba en esas cavilaciones me encontré con la noticia sobre el uso del predio llamado Carimagua en la región geográfica que nos ocupa. Y creo que es un ejemplo perfecto. Si seguimos mirando todo con ojos micro la discusión planteada será muy difícil de resolver porque para el Ministro de Agricultura esas tierras solo sirven para alguien que tenga recursos y aplique economías de escala y para los demás, entre quienes me incluía, sería una decisión políticamente muy inconveniente porque haría explícito, una vez más, el escaso interés del gobierno por los desplazados y por las necesidades del ciudadano común.
Pero si uno pone el tema en una perspectiva más amplia sería factible encontrar soluciones razonables.
Es claro que la agricultura en esa zona llamada la altillanura no es fácil y requiere de inversiones importantes. El gobierno parece que no quiere o no puede hacerlas y prefiere que esas inversiones las hagan los particulares. Las razones son respetables porque el estado colombiano ha sido un desastre como inversionista y promotor. Y porque, salvo escasas excepciones, quien está motivado por la rentabilidad es mucho más productivo.
Pero el caso de Colombia es un poco distinto a digamos el de Brasil. En esa zona necesitamos con urgencia un grupo numeroso de colombianos propietarios de la tierra o trabajadores en servicios y comercio que impulsen el desarrollo. Definitivamente no creo que una región tenga un progreso importante si en su entorno existen unos pocos enclaves en manos de inversionistas de otros lados.
Necesitamos agricultores y ganaderos que compren sus insumos allá. Que manden a sus hijos a estudiar en los colegios y universidades de esa región. Empresarios que vivan bien allá, que estén motivados por hacer que su territorio sea cada vez mejor.
Como combinar la acción del estado, de los colonos y desplazados, de los inversionistas es la verdadera tarea que nos impone el presente. Si lo logramos Colombia será un país muy importante en el medianos plazo y esas viejas discusiones entre antioqueños y bogotanos quedarán muy atrás.
Las montañas en que nacimos pueden tener un buen clima pero no son capaces de soportar a toda la nación. Y los hechos actuales lo demuestran. Vaya usted amable lector a Nueva York o a Madrid y allí se encontrará con muchos compatriotas que tuvieron que irse en búsqueda de oportunidades.
Es muy probable que en el siglo XXII la nueva capital de Colombia sea, por ejemplo, San José del Guaviare. Esto no quiere decir que nuestra querida Bogotá no siga siendo una ciudad importante. Pero si hacemos bien la tarea el nuevo futuro de Colombia tendrá que pasar por la gran región oriental.
Colombia tiene una extensión de algo más de un millón cien mil kilómetros cuadrados pero solamente la mitad del territorio está ocupado. La otra mitad de selvas y llanos apenas está habitada.
No es fácil ni quizás conveniente llenar esos territorios de gente. Pero la nación y el estado colombiano tienen que apropiarse de esas tierras y aprovechar sus muchas o pocas oportunidades.
Desde hace meses estoy pensando en la necesidad de crear y fortalecer los asentamientos urbanos de nuestro extremo oriental. Allá donde las FARC tienen a nuestros secuestrados y que ha sido el imperio de la coca.
En épocas del Presidente Belisario Betancur se habló de crear una ciudad en el departamento del Vichada. Se iba a llamar Marandúa. Desde hace mucho tiempo no volví a escuchar a nadie sobre eso y presumo no se hizo nada.
En los escenarios de competitividad que diseñan profesores de administración de empresas y construyen los empresarios siempre se analizan proyectos de plataforma para mejorar los caminos entre las empresas y los puertos y muchos otros factores enfocados a mejorar las condiciones de las empresas. No pretendo discutir eso, pero en Colombia esos criterios son insuficientes.
Si Colombia no ejerce dominio pleno de todo su territorio nunca podremos librarnos de las fechorías de bandoleros de izquierda o derecha. Quizás si el mundo descubre que es más grato y excitante practicar deporte que consumir drogas, podríamos seguir igual que ahora y no preocuparnos por esos remotos parajes.
Mi propuesta es que Colombia declare como prioridad el desarrollo de la zona oriental y sur oriental del territorio. Eso implica hacer muchas obras de infraestructura como carreteras, puertos fluviales, oleoductos, distritos de riego, ferrocarriles, aeropuertos etc. y también la decisión de establecer grandes centros educativos de todos los niveles y modalidades, hospitales, oficinas de gobierno con poder de decisión. En síntesis, hacer atractivo que los colombianos inviertan y vivan allá.
En 1960 lo que hoy es el departamento del Cesar era una región casi deshabitada, una especie de vacío selvático entre la costa atlántica y la zona andina, eso que en Colombia llamamos el interior. Cuarenta años después esa región es distinta pero el desarrollo ha sido imperfecto, lento y desigual.
Hace mucho menos tiempo el piedemonte de los llanos orientales tenía muy poca productividad. Eso también ha cambiado.
En el desarrollo del oriente debe haber una participación mucho más agresiva del estado para evitar desafueros, para preservar el medio ambiente, para estimular actividades de incierta rentabilidad a corto plazo. Aquellas tierras son distintas a las que he mencionado antes y quizás sea más complicado hacerlas productivas. Necesitamos empresarios que inviertan pero necesitamos mucho más a los pequeños y medianos propietarios que le den sostenibilidad de largo plazo.
Cuando estaba en esas cavilaciones me encontré con la noticia sobre el uso del predio llamado Carimagua en la región geográfica que nos ocupa. Y creo que es un ejemplo perfecto. Si seguimos mirando todo con ojos micro la discusión planteada será muy difícil de resolver porque para el Ministro de Agricultura esas tierras solo sirven para alguien que tenga recursos y aplique economías de escala y para los demás, entre quienes me incluía, sería una decisión políticamente muy inconveniente porque haría explícito, una vez más, el escaso interés del gobierno por los desplazados y por las necesidades del ciudadano común.
Pero si uno pone el tema en una perspectiva más amplia sería factible encontrar soluciones razonables.
Es claro que la agricultura en esa zona llamada la altillanura no es fácil y requiere de inversiones importantes. El gobierno parece que no quiere o no puede hacerlas y prefiere que esas inversiones las hagan los particulares. Las razones son respetables porque el estado colombiano ha sido un desastre como inversionista y promotor. Y porque, salvo escasas excepciones, quien está motivado por la rentabilidad es mucho más productivo.
Pero el caso de Colombia es un poco distinto a digamos el de Brasil. En esa zona necesitamos con urgencia un grupo numeroso de colombianos propietarios de la tierra o trabajadores en servicios y comercio que impulsen el desarrollo. Definitivamente no creo que una región tenga un progreso importante si en su entorno existen unos pocos enclaves en manos de inversionistas de otros lados.
Necesitamos agricultores y ganaderos que compren sus insumos allá. Que manden a sus hijos a estudiar en los colegios y universidades de esa región. Empresarios que vivan bien allá, que estén motivados por hacer que su territorio sea cada vez mejor.
Como combinar la acción del estado, de los colonos y desplazados, de los inversionistas es la verdadera tarea que nos impone el presente. Si lo logramos Colombia será un país muy importante en el medianos plazo y esas viejas discusiones entre antioqueños y bogotanos quedarán muy atrás.
Las montañas en que nacimos pueden tener un buen clima pero no son capaces de soportar a toda la nación. Y los hechos actuales lo demuestran. Vaya usted amable lector a Nueva York o a Madrid y allí se encontrará con muchos compatriotas que tuvieron que irse en búsqueda de oportunidades.
Es muy probable que en el siglo XXII la nueva capital de Colombia sea, por ejemplo, San José del Guaviare. Esto no quiere decir que nuestra querida Bogotá no siga siendo una ciudad importante. Pero si hacemos bien la tarea el nuevo futuro de Colombia tendrá que pasar por la gran región oriental.
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sábado, febrero 16, 2008
Acuerdos
Casi todos mis escritos han intentado explicar acerca de la necesidad de suscribir un nuevo pacto social en Colombia. No será el último pero tampoco el primero.
En los últimos meses hemos tenido momentos propicios para convocar a los colombianos que creen en la democracia para suscribir acuerdos sobre temas concretos. Yo no he pensado en cambios constitucionales, pienso en cosas mucho más concretas.
Por ejemplo, tenemos que rechazar todo tipo de violencia y al uso de las armas por parte de los civiles. La legislación penal dirá en que casos se puede hacer uso de la legítima defensa. El estado tendrá el monopolio de la fuerza.
Colombia tiene que dar pasos ciertos y medibles para que la sociedad sea más igualitaria. Será intolerable que existan personas en la miseria y que sigamos teniendo tanta gente pobre.
El rechazo al narcotráfico ha ido aumentando en la sociedad pero aún esos delincuentes siguen teniendo cierta tolerancia en la sociedad por razones distintas. No debe ser posible hacer ningún negocio, de ninguna índole con quienes parecen sospechosos. Y a mi que no me vengan con cuentos, esos tipos se delatan en su comportamiento. Y no me refiero solamente a los traquetos.
Hace un tiempo escribí de la seguridad en las calles y recibí un regaño de uno de mis escasos lectores. Ya la gente puede moverse por el territorio, los secuestros han disminuido pero las ciudades y poblaciones siguen siendo inseguras.
Y el rechazo a la corrupción también tiene que ser radical. No solo deben bastar los hechos delictuosos, tenemos que volver a construir un código de ética para generar confianza y hacer sólida la democracia en la nación, en las empresas y en todos los escenarios donde la gente tiene que convivir.
Y en la educación tenemos que hacer compromisos concretos para mejorar la calidad y no desperdiciar tanto dinero. Exceso de profesionales en muchos campos y deficiencias en otros.
Ustedes podrían agregar o suprimir muchos de los temas que he enunciado. Lo importante es que se armen consensos concretos con metas precisas, cifras etc.
Algunos editorialistas de medios de comunicación han opinado en términos similares. Incluso políticos tan atacados por la derecha como Gustavo Petro también han insistido sobre esos acuerdos sobre lo fundamental.
Lo triste es que Álvaro Gómez Hurtado estaba buscando eso y lo mataron.
En los últimos meses hemos tenido momentos propicios para convocar a los colombianos que creen en la democracia para suscribir acuerdos sobre temas concretos. Yo no he pensado en cambios constitucionales, pienso en cosas mucho más concretas.
Por ejemplo, tenemos que rechazar todo tipo de violencia y al uso de las armas por parte de los civiles. La legislación penal dirá en que casos se puede hacer uso de la legítima defensa. El estado tendrá el monopolio de la fuerza.
Colombia tiene que dar pasos ciertos y medibles para que la sociedad sea más igualitaria. Será intolerable que existan personas en la miseria y que sigamos teniendo tanta gente pobre.
El rechazo al narcotráfico ha ido aumentando en la sociedad pero aún esos delincuentes siguen teniendo cierta tolerancia en la sociedad por razones distintas. No debe ser posible hacer ningún negocio, de ninguna índole con quienes parecen sospechosos. Y a mi que no me vengan con cuentos, esos tipos se delatan en su comportamiento. Y no me refiero solamente a los traquetos.
Hace un tiempo escribí de la seguridad en las calles y recibí un regaño de uno de mis escasos lectores. Ya la gente puede moverse por el territorio, los secuestros han disminuido pero las ciudades y poblaciones siguen siendo inseguras.
Y el rechazo a la corrupción también tiene que ser radical. No solo deben bastar los hechos delictuosos, tenemos que volver a construir un código de ética para generar confianza y hacer sólida la democracia en la nación, en las empresas y en todos los escenarios donde la gente tiene que convivir.
Y en la educación tenemos que hacer compromisos concretos para mejorar la calidad y no desperdiciar tanto dinero. Exceso de profesionales en muchos campos y deficiencias en otros.
Ustedes podrían agregar o suprimir muchos de los temas que he enunciado. Lo importante es que se armen consensos concretos con metas precisas, cifras etc.
Algunos editorialistas de medios de comunicación han opinado en términos similares. Incluso políticos tan atacados por la derecha como Gustavo Petro también han insistido sobre esos acuerdos sobre lo fundamental.
Lo triste es que Álvaro Gómez Hurtado estaba buscando eso y lo mataron.
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miércoles, enero 30, 2008
Las infraestructuras de Colombia
En los últimos dos meses he tenido la ocasión de manejar mi automóvil por algunas carreteras de Colombia y eso me ha permitido reflexionar sobre las infraestructuras de mi país.
Lo primero que hay que decir es que nunca había visto en grado tan satisfactorio las vías que recorrí. Y a la vez, nunca me había demorado tanto transitando por esas carreteras. Esto quiere decir que se ha hecho un gran esfuerzo por mejorar pero el país está demandando una gran inversión.
Como ocurrió con los gastos de seguridad y defensa, Colombia está muy atrasada en carreteras, vías férreas y nuevos puertos. Lo que resulta extraño es que casi todas las reuniones de los congresistas y los gremios de las regiones con el Gobierno nacional tenían un tema principal: las carreteras.
Colombia ha modernizado su infraestructura de telecomunicaciones de una manera notable gracias a las inversiones del estado y de los particulares. En este tema hemos avanzado bastante. Nunca escuché a uno de los políticos pidiendo más líneas telefónicas o más ancho de banda para el Internet.
La llegada a Santa Marta se ha complicado muchísimo por la extraordinaria presencia de un gran número de camiones que transportan carbón para la exportación. Hace falta una gran inversión en ferrocarriles y en volver las troncales vías de doble calzada con separador.
En los años cincuenta se diseñaron y comenzaron a construir obras como la troncal del Magdalena, el ferrocarril del Atlántico y varios aeropuertos como el de Bogotá. Estas obras no han sufrido modificaciones sustanciales y aún tienen que soportar unas cargas que sobrepasan ampliamente a lo diseñado por sus creadores.
Ya existen planes y proyectos que pronto se comenzarán a ejecutar como el túnel de “La línea”, las dobles calzadas entre Bogotá las ciudades de Girardot y Tunja. El Gobierno ya entregó en concesión el aeropuerto Eldorado y tendrá que acelerar la recuperación del río Magdalena y de las vías férreas que conducen a los puertos. Si queremos seguir aprovechando las riquezas de carbón debemos construir un nuevo y moderno puerto que no atente contra el turismo que es tan importante.
Los expertos podrían añadir o controvertir algunas de las obras que he mencionado pero nadie me podrá negar que una de las grandes tareas de los próximos años será la de emprender la construcción de la infraestructura para la primera parte del siglo XXI..
Para hacer esto necesitamos credibilidad en los inversionistas internacionales que prestarán el dinero o harán las inversiones por concesión. Esa credibilidad será muy estable en la medida en que los colombianos dejemos de matarnos, secuestrarnos etc.
Lo primero que hay que decir es que nunca había visto en grado tan satisfactorio las vías que recorrí. Y a la vez, nunca me había demorado tanto transitando por esas carreteras. Esto quiere decir que se ha hecho un gran esfuerzo por mejorar pero el país está demandando una gran inversión.
Como ocurrió con los gastos de seguridad y defensa, Colombia está muy atrasada en carreteras, vías férreas y nuevos puertos. Lo que resulta extraño es que casi todas las reuniones de los congresistas y los gremios de las regiones con el Gobierno nacional tenían un tema principal: las carreteras.
Colombia ha modernizado su infraestructura de telecomunicaciones de una manera notable gracias a las inversiones del estado y de los particulares. En este tema hemos avanzado bastante. Nunca escuché a uno de los políticos pidiendo más líneas telefónicas o más ancho de banda para el Internet.
La llegada a Santa Marta se ha complicado muchísimo por la extraordinaria presencia de un gran número de camiones que transportan carbón para la exportación. Hace falta una gran inversión en ferrocarriles y en volver las troncales vías de doble calzada con separador.
En los años cincuenta se diseñaron y comenzaron a construir obras como la troncal del Magdalena, el ferrocarril del Atlántico y varios aeropuertos como el de Bogotá. Estas obras no han sufrido modificaciones sustanciales y aún tienen que soportar unas cargas que sobrepasan ampliamente a lo diseñado por sus creadores.
Ya existen planes y proyectos que pronto se comenzarán a ejecutar como el túnel de “La línea”, las dobles calzadas entre Bogotá las ciudades de Girardot y Tunja. El Gobierno ya entregó en concesión el aeropuerto Eldorado y tendrá que acelerar la recuperación del río Magdalena y de las vías férreas que conducen a los puertos. Si queremos seguir aprovechando las riquezas de carbón debemos construir un nuevo y moderno puerto que no atente contra el turismo que es tan importante.
Los expertos podrían añadir o controvertir algunas de las obras que he mencionado pero nadie me podrá negar que una de las grandes tareas de los próximos años será la de emprender la construcción de la infraestructura para la primera parte del siglo XXI..
Para hacer esto necesitamos credibilidad en los inversionistas internacionales que prestarán el dinero o harán las inversiones por concesión. Esa credibilidad será muy estable en la medida en que los colombianos dejemos de matarnos, secuestrarnos etc.
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jueves, enero 24, 2008
Piedad Córdoba
El día de las elecciones de Alcaldes de 2003 un pariente de mi mujer lideró un acto bochornoso contra la Senadora Piedad Córdoba que se había hecho presente en uno de los recintos de votación de Bucaramanga.
Escribí al periódico local para protestar por el trato dispensado a esa persona porque a nadie hay que hacerle corrillos para insultar y burlarse. Eso ni en las crueles edades infantiles.
El tiempo pasó y cada vez me sentía menos identificado con las posturas y planteamientos de la Senadora Córdoba aunque siempre le reconocí y le reconozco su valentía y sinceridad. En un país donde los políticos casi nunca dicen lo que piensan, Piedad Córdoba es la excepción.
Me he sentido muy mortificado por sus muy recientes pronunciamientos y actitudes. En mi opinión y la de la mayoría de los colombianos ha tomado posiciones incorrectas y muy discutidas como son las de mostrarse favorable a las FARC y decididamente partidario de Hugo Chávez en sus desafortunados comentarios contra Colombia y el presidente de la República.
Y me molesta su afán protagónico. No olvidaré nunca el empujón que le dio a Clara Rojas para salir en primer plano en la foto famosa de Miraflores con las recientes liberadas por las FARC. Y sus fotos con los líderes de esa organización. Y colocarse también en primera fila el día del triunfo de Samuel Moreno a la Alcaldía de Bogotá.
Hoy nos anuncian los medios de comunicación que la Senadora Córdoba fue víctima de insultos por parte de sus compañeros de viaje en un vuelo entre Bogotá y Caracas. Esto sería grave en cualquier parte pero lo es mucho más en Colombia. Me duele decirlo, pero esta es una tierra de violentos en donde se mata con mucha facilidad.
Los comentarios de muchas personas y este penoso incidente me hacen desanimarme por la marcha del 4 de febrero. Ojalá no se convierta en una feroz expresión de la derecha nacional. Y ya sabemos lo que pasa cuando se sienten respaldados.
Escribí al periódico local para protestar por el trato dispensado a esa persona porque a nadie hay que hacerle corrillos para insultar y burlarse. Eso ni en las crueles edades infantiles.
El tiempo pasó y cada vez me sentía menos identificado con las posturas y planteamientos de la Senadora Córdoba aunque siempre le reconocí y le reconozco su valentía y sinceridad. En un país donde los políticos casi nunca dicen lo que piensan, Piedad Córdoba es la excepción.
Me he sentido muy mortificado por sus muy recientes pronunciamientos y actitudes. En mi opinión y la de la mayoría de los colombianos ha tomado posiciones incorrectas y muy discutidas como son las de mostrarse favorable a las FARC y decididamente partidario de Hugo Chávez en sus desafortunados comentarios contra Colombia y el presidente de la República.
Y me molesta su afán protagónico. No olvidaré nunca el empujón que le dio a Clara Rojas para salir en primer plano en la foto famosa de Miraflores con las recientes liberadas por las FARC. Y sus fotos con los líderes de esa organización. Y colocarse también en primera fila el día del triunfo de Samuel Moreno a la Alcaldía de Bogotá.
Hoy nos anuncian los medios de comunicación que la Senadora Córdoba fue víctima de insultos por parte de sus compañeros de viaje en un vuelo entre Bogotá y Caracas. Esto sería grave en cualquier parte pero lo es mucho más en Colombia. Me duele decirlo, pero esta es una tierra de violentos en donde se mata con mucha facilidad.
Los comentarios de muchas personas y este penoso incidente me hacen desanimarme por la marcha del 4 de febrero. Ojalá no se convierta en una feroz expresión de la derecha nacional. Y ya sabemos lo que pasa cuando se sienten respaldados.
martes, enero 22, 2008
¿Ha llegado el final?
Cuando comencé a escribir mi blog instalé un aplicativo llamado SITEMETER.COM que le permite a uno conocer cuantas y cuales fueron las visitas que la gente hizo a nuestra página.
Aunque siempre dije que solamente buscaba que mis hijos me leyeran he descubierto que ni siquiera ellos lo hacen porque los registros de lectura son muy pobres.
Hace un tiempo cuando comenté un escrito de Armando Benedetti en EL TIEMPO estuve de acuerdo con la escasez de temas. Y lo puedo percibir a diario en los periódicos colombianos.
En nuestro país nos cuesta mucho trabajo salirnos de los temas que he presentado en escritos anteriores. Nos tiene desquiciados la palabrería ofensiva de Hugo Chávez y no podemos abandonar tópicos tan importantes como los de las FARC y el acuerdo humanitario.
A mi se me ha convertido en una obsesión la necesidad de buscar un nuevo acuerdo nacional para que Colombia sea un mejor país, más igualitario, más tranquilo, más eficiente, más armónico.
En estos momentos no soy capaz de escribir nada sobre la mediocre conformación del equipo de fútbol de mis amores, ni de las carreteras de Colombia, ni de las calles de la Cartagena colonial.
Lo más probable será que deje un tiempo de escribir para ver si logro entusiasmarme por otros temas
Aunque siempre dije que solamente buscaba que mis hijos me leyeran he descubierto que ni siquiera ellos lo hacen porque los registros de lectura son muy pobres.
Hace un tiempo cuando comenté un escrito de Armando Benedetti en EL TIEMPO estuve de acuerdo con la escasez de temas. Y lo puedo percibir a diario en los periódicos colombianos.
En nuestro país nos cuesta mucho trabajo salirnos de los temas que he presentado en escritos anteriores. Nos tiene desquiciados la palabrería ofensiva de Hugo Chávez y no podemos abandonar tópicos tan importantes como los de las FARC y el acuerdo humanitario.
A mi se me ha convertido en una obsesión la necesidad de buscar un nuevo acuerdo nacional para que Colombia sea un mejor país, más igualitario, más tranquilo, más eficiente, más armónico.
En estos momentos no soy capaz de escribir nada sobre la mediocre conformación del equipo de fútbol de mis amores, ni de las carreteras de Colombia, ni de las calles de la Cartagena colonial.
Lo más probable será que deje un tiempo de escribir para ver si logro entusiasmarme por otros temas
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domingo, enero 13, 2008
¿Hay que tomar a Chávez en serio?
Esta fue la gran pregunta que todos nos hicimos durante mucho tiempo porque no había una cabal coincidencia entre sus palabras y sus hechos.
A pesar de todo lo que ha pasado, el consumismo desenfrenado parecía no tener fin. Estábamos presenciando una revolución de BMW y etiqueta azul. Mucha de la aristocracia del valle de Caracas había emigrado pero la fiesta continuaba.
Como ha ocurrido allá y acá, las caras cambian pero todo sigue muy parecido. Con menos clase y con rostros mulatos pero con más ambición de dinero rápido.
Las relaciones con Colombia tenían altibajos pero el comercio fluía con mucha dinámica y en poco menos de diez años se había duplicado. Nos dimos el lujo de nombrar como Embajador a una persona sin mayor experiencia en diplomacia pero con grandes y probadas destrezas en el mundo de los negocios. Era eso lo que se quería.
Todo esto ha cambiado de manera dramática con los últimos acontecimientos a raíz del acuerdo humanitario con las FARC.
Mis inquietudes tienen que ver con las declaraciones del Presidente Chávez a la Asamblea Nacional de Venezuela. Habría sido capaz de escuchar el largísimo discurso sobre el estado de la nación porque habría apartado un mejor contexto a sus palabras sobre Colombia. Pero nadie sensato del extranjero hace esa transmisión. Me he enterado que esa parte, la que tiene que ver con Colombia, no estaba en el discurso escrito que le habían preparado sus asesores. Pero eso no quiere decir que todas sus palabras, sus acentos, sus repeticiones no hayan sido cuidadosamente estudiadas.
Esa Venezuela, la de Chávez, que parece ser la mayoría, apoya su proyecto y aplaude vigorosamente la propuesta de darle el estatuto de beligerantes a las FARC y al ELN.
Quisiera saber si las FARC pueden presentar un territorio donde ejerzan dominio y puedan argumentar algo parecido a soberanía. De existir, no tendría sentido la discusión sobre una zona de despeje o de encuentro. Se hace en el propio territorio y punto porque allí tengo todas las garantías.
Pero estamos ante un Jefe de Estado y un Congreso que expresan su intención de darle a la subversión una connotación política que conduce a reconocerlos como estado.
¿Cuál será o debe ser la reacción de Colombia? . Esa es la gran respuesta a tremenda provocación.
Aparte de dar un respaldo institucional y firme a nuestras instituciones y autoridades tenemos que hacer mucho más.
Quizás ha llegado la hora de hacer algunos cambios y buscar que la posición de país y nación se haga mucho más sólida.
Y, para ello, hay que contar con muchos que de momento están aislados del gobierno.
Quizás este jefe de estado lenguaraz, rico pero también inteligente, está dándonos el incentivo para comenzar a sentar las bases de un nuevo y gran acuerdo nacional que nos permitirá tener un estado más eficiente y eficaz y una sociedad más comprometida con las necesidades de cada ciudadano. A ese acuerdo se tendrán que sumar esas guerrillas ricas y tramposas que se niegan a reconocer el paso del tiempo y el cambio de realidades.
A pesar de todo lo que ha pasado, el consumismo desenfrenado parecía no tener fin. Estábamos presenciando una revolución de BMW y etiqueta azul. Mucha de la aristocracia del valle de Caracas había emigrado pero la fiesta continuaba.
Como ha ocurrido allá y acá, las caras cambian pero todo sigue muy parecido. Con menos clase y con rostros mulatos pero con más ambición de dinero rápido.
Las relaciones con Colombia tenían altibajos pero el comercio fluía con mucha dinámica y en poco menos de diez años se había duplicado. Nos dimos el lujo de nombrar como Embajador a una persona sin mayor experiencia en diplomacia pero con grandes y probadas destrezas en el mundo de los negocios. Era eso lo que se quería.
Todo esto ha cambiado de manera dramática con los últimos acontecimientos a raíz del acuerdo humanitario con las FARC.
Mis inquietudes tienen que ver con las declaraciones del Presidente Chávez a la Asamblea Nacional de Venezuela. Habría sido capaz de escuchar el largísimo discurso sobre el estado de la nación porque habría apartado un mejor contexto a sus palabras sobre Colombia. Pero nadie sensato del extranjero hace esa transmisión. Me he enterado que esa parte, la que tiene que ver con Colombia, no estaba en el discurso escrito que le habían preparado sus asesores. Pero eso no quiere decir que todas sus palabras, sus acentos, sus repeticiones no hayan sido cuidadosamente estudiadas.
Esa Venezuela, la de Chávez, que parece ser la mayoría, apoya su proyecto y aplaude vigorosamente la propuesta de darle el estatuto de beligerantes a las FARC y al ELN.
Quisiera saber si las FARC pueden presentar un territorio donde ejerzan dominio y puedan argumentar algo parecido a soberanía. De existir, no tendría sentido la discusión sobre una zona de despeje o de encuentro. Se hace en el propio territorio y punto porque allí tengo todas las garantías.
Pero estamos ante un Jefe de Estado y un Congreso que expresan su intención de darle a la subversión una connotación política que conduce a reconocerlos como estado.
¿Cuál será o debe ser la reacción de Colombia? . Esa es la gran respuesta a tremenda provocación.
Aparte de dar un respaldo institucional y firme a nuestras instituciones y autoridades tenemos que hacer mucho más.
Quizás ha llegado la hora de hacer algunos cambios y buscar que la posición de país y nación se haga mucho más sólida.
Y, para ello, hay que contar con muchos que de momento están aislados del gobierno.
Quizás este jefe de estado lenguaraz, rico pero también inteligente, está dándonos el incentivo para comenzar a sentar las bases de un nuevo y gran acuerdo nacional que nos permitirá tener un estado más eficiente y eficaz y una sociedad más comprometida con las necesidades de cada ciudadano. A ese acuerdo se tendrán que sumar esas guerrillas ricas y tramposas que se niegan a reconocer el paso del tiempo y el cambio de realidades.
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jueves, enero 10, 2008
Esperando noticias del Guaviare
En un escrito anterior había expresado algunas críticas a FACEBOOK porque lo consideraba ligero y superficial. Hoy pienso que a mi edad ese afán de tratar de hacer siempre comentarios profundos y serios puede ser un gran error.
Y es un gran error porque la vida no es tan solemne y tan trascendental como queremos. Y ese afán de intentar la originalidad impide casi siempre narrar o comentar hechos o reflexiones propias y ajenas sobre temas aparentemente menores.
Quizás tiene razón el Gobernador del departamento del Guaviare cuando aprovecha la noticia de la liberación de Clara Rojas y de Consuelo González para contarnos que su capital está a ochocientos kilómetros de Bogotá y que habían llegado muchos turistas a pasar las fiestas porque es una región con una gran presencia de las fuerzas armadas.
En la medida de que viajemos al oriente de Colombia y hagamos inversiones allí, el país se irá consolidando y podrá aprovechar mejor sus ventajas de tamaño y del número de habitantes.
Con mucha frecuencia criticamos a las instituciones del estado por su ineficiencia y politiquería. Y olvidamos que algunas entidades funcionan y cumplen con sus labores. Este es el caso del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF frente al caso del niño Emanuel el hijo de Clara Rojas.
Nadie puede pensar que el estado colombiano secuestró al niño. Se limitaron a cumplir y cumplir bien con su deber en una zona que muchos colombianos ignorantes considerábamos como tierra de nadie. Es que, nos guste o no, cada vez hay más país en el territorio.
Por supuesto aún falta mucho por hacer. Y el sector privado no está ayudando a hacer país como debiera. Los bancos, bogotanos y encorbatados, se resisten a abrir nuevas fronteras y a prestar servicios a sectores y regiones diferentes a los tradicionales.
Si los banqueros no se dan cuenta, que pensar de los líderes de las FARC que están en regiones apartadas y además todo lo miran con un antifaz. Ellos conocen aún menos a esa Colombia que está surgiendo.
Cuando estoy publicando estas palabras escucho a Hugo Chávez diciendo que ya están en libertad las dos secuestradas.
Y es un gran error porque la vida no es tan solemne y tan trascendental como queremos. Y ese afán de intentar la originalidad impide casi siempre narrar o comentar hechos o reflexiones propias y ajenas sobre temas aparentemente menores.
Quizás tiene razón el Gobernador del departamento del Guaviare cuando aprovecha la noticia de la liberación de Clara Rojas y de Consuelo González para contarnos que su capital está a ochocientos kilómetros de Bogotá y que habían llegado muchos turistas a pasar las fiestas porque es una región con una gran presencia de las fuerzas armadas.
En la medida de que viajemos al oriente de Colombia y hagamos inversiones allí, el país se irá consolidando y podrá aprovechar mejor sus ventajas de tamaño y del número de habitantes.
Con mucha frecuencia criticamos a las instituciones del estado por su ineficiencia y politiquería. Y olvidamos que algunas entidades funcionan y cumplen con sus labores. Este es el caso del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF frente al caso del niño Emanuel el hijo de Clara Rojas.
Nadie puede pensar que el estado colombiano secuestró al niño. Se limitaron a cumplir y cumplir bien con su deber en una zona que muchos colombianos ignorantes considerábamos como tierra de nadie. Es que, nos guste o no, cada vez hay más país en el territorio.
Por supuesto aún falta mucho por hacer. Y el sector privado no está ayudando a hacer país como debiera. Los bancos, bogotanos y encorbatados, se resisten a abrir nuevas fronteras y a prestar servicios a sectores y regiones diferentes a los tradicionales.
Si los banqueros no se dan cuenta, que pensar de los líderes de las FARC que están en regiones apartadas y además todo lo miran con un antifaz. Ellos conocen aún menos a esa Colombia que está surgiendo.
Cuando estoy publicando estas palabras escucho a Hugo Chávez diciendo que ya están en libertad las dos secuestradas.
miércoles, diciembre 26, 2007
Listo para vacaciones!
Porque me había convertido en monotemático decidí dejar de escribir por un tiempo. Y no quería referirme a la navidad o a la pólvora porque ya lo había hecho el año anterior.
Me he dedicado a mis hijos y a leer. Y eso es mucho más importante que comentar sobre esta realidad nacional colombiana.
Estoy leyendo con mucho placer varias cosas al tiempo. Desde la historia de Constantinopla hasta la revista Soho con Carolina Ramírez en la portada. Y por mi computador y mis ojos pasó también el horrible libro sobre las peripecias de la ahora famosa “madame Rochy”.
Afortunadamente me voy de vacaciones y trataré de prestar poca atención al show mediático de la liberación de las tres personas secuestradas por las FARC. Ojalá esto sirva para iniciar algún proceso que permita la liberación de todos los secuestrados por las guerrillas colombianas.
Para terminar quiero reproducir un texto que encontré en el libro “EL OLVIDO QUE SEREMOS” de Héctor Abad Faciolince. “Mi abuelo a veces comentaba sobre mi: A este niño le falta mano dura. Pero mi papá le respondía: Si le hace falta, para eso está la vida, que acaba dándonos duro a todos; para sufrir, la vida es más que suficiente, y yo no le voy a ayudar”.
Me he dedicado a mis hijos y a leer. Y eso es mucho más importante que comentar sobre esta realidad nacional colombiana.
Estoy leyendo con mucho placer varias cosas al tiempo. Desde la historia de Constantinopla hasta la revista Soho con Carolina Ramírez en la portada. Y por mi computador y mis ojos pasó también el horrible libro sobre las peripecias de la ahora famosa “madame Rochy”.
Afortunadamente me voy de vacaciones y trataré de prestar poca atención al show mediático de la liberación de las tres personas secuestradas por las FARC. Ojalá esto sirva para iniciar algún proceso que permita la liberación de todos los secuestrados por las guerrillas colombianas.
Para terminar quiero reproducir un texto que encontré en el libro “EL OLVIDO QUE SEREMOS” de Héctor Abad Faciolince. “Mi abuelo a veces comentaba sobre mi: A este niño le falta mano dura. Pero mi papá le respondía: Si le hace falta, para eso está la vida, que acaba dándonos duro a todos; para sufrir, la vida es más que suficiente, y yo no le voy a ayudar”.
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martes, diciembre 11, 2007
Las absurdas pasiones
¿Cómo mantener el optimismo cuando se lee que el presidente de Venezuela dice que las relaciones comerciales de ese país y Colombia se deteriorarán como consecuencia del impasse entre los dos presidentes?
Y pensar que yo creía que vivíamos en el siglo XXI. Resulta que no, vivimos en el siglo VI y las disputas de los soberanos afectan a toda las población de los dos países.
Varias veces en mi vida me he encontrado a personas que, de la noche a la mañana, pasan de ser grandes amigos a convertirse en feroces enemigos. Y el motivo no importa, puede ser grave o tonto, pero la furia y la pasión destructiva invaden todo.
No importa que la gente quede desabastecida un tiempo. No importa que dejemos de hacer un negocio. Lo que interesa es dañar al otro y alimentar el odio.
No es fácil responder a las actitudes de ese ex amigo porque lo más probable es que nuestra personalidad sea diferente y no veamos o sintamos ese furor destructivo. Y hacer las paces tampoco parece factible en estos casos. Lo mejor será hacer, sin alharacas, lo mismo que hacen ellos. Buscar nuevos mercados, amigos y negocios.
Lo que escribo en menos de una línea no es fácil de llevar a cabo. Colombia tiene que adoptar, cuanto antes, una estrategia para evitar una crisis. ¿Qué tal pensar que nuestro mercado interno absorba la producción de esos alimentos que por las vías legales o ilegales se van para Venezuela? Por primera vez, en años, podríamos volver a estimular el consumo de nuestros pobres.
Si las raíces comunes son profundas, como lo son las que existen entre Colombia y Venezuela, con el paso del tiempo las cosas volverán a un cauce similar, nunca igual al anterior.
De pronto el furor del Presidente Chávez no puede ayudar a encontrar nuevos mercados en otros lados del mundo y a estimular las condiciones de consumo de alimentos de los colombianos pobres. Y esto puede servir para abonar el gran acuerdo de los colombianos.
Y pensar que yo creía que vivíamos en el siglo XXI. Resulta que no, vivimos en el siglo VI y las disputas de los soberanos afectan a toda las población de los dos países.
Varias veces en mi vida me he encontrado a personas que, de la noche a la mañana, pasan de ser grandes amigos a convertirse en feroces enemigos. Y el motivo no importa, puede ser grave o tonto, pero la furia y la pasión destructiva invaden todo.
No importa que la gente quede desabastecida un tiempo. No importa que dejemos de hacer un negocio. Lo que interesa es dañar al otro y alimentar el odio.
No es fácil responder a las actitudes de ese ex amigo porque lo más probable es que nuestra personalidad sea diferente y no veamos o sintamos ese furor destructivo. Y hacer las paces tampoco parece factible en estos casos. Lo mejor será hacer, sin alharacas, lo mismo que hacen ellos. Buscar nuevos mercados, amigos y negocios.
Lo que escribo en menos de una línea no es fácil de llevar a cabo. Colombia tiene que adoptar, cuanto antes, una estrategia para evitar una crisis. ¿Qué tal pensar que nuestro mercado interno absorba la producción de esos alimentos que por las vías legales o ilegales se van para Venezuela? Por primera vez, en años, podríamos volver a estimular el consumo de nuestros pobres.
Si las raíces comunes son profundas, como lo son las que existen entre Colombia y Venezuela, con el paso del tiempo las cosas volverán a un cauce similar, nunca igual al anterior.
De pronto el furor del Presidente Chávez no puede ayudar a encontrar nuevos mercados en otros lados del mundo y a estimular las condiciones de consumo de alimentos de los colombianos pobres. Y esto puede servir para abonar el gran acuerdo de los colombianos.
lunes, diciembre 03, 2007
Acuerdo y referendo
En los últimos días he estado ausente de mi sede habitual pero siempre a la expectativa de dos temas que ocupaban toda mi atención: el acuerdo humanitario y el referendo de Venezuela.
Me han conmovido profundamente las imágenes de los secuestrados por las FARC y, especialmente, la carta de Ingrid Betancur. Este problema lo tenemos que resolver, solos o con el Presidente de Francia. Lamentablemente todavía hay mucha insensibilidad en toda Colombia. ¿Y qué decir de esos personajes de las FARC? Ya no quedan palabras para su actitud. El secuestro en su modalidad económica es un delito atroz pero tiene una solución. Pero estos secuestros de ahora no tienen parangón sino con los peores crímenes de la humanidad.
¿Podremos volver a ver en libertad a Ingrid y a los demás secuestrados?
Si los liberaran, que comportamiento tendrán las Fuerzas Armadas con sus hombres? Les darían tratamiento de héroes o de traidores?. O simplemente los desecharán?
Al parecer estos compatriotas seguirán soportando esos terribles vejámenes por más tiempo pero no podrá ser mucho más. Colombia no puede permitir que esto siga sucediendo.
Me gusta que la sociedad venezolana se haya pronunciado diciendo no a la reforma propuesta. Pero me gusta mucho más leer y escuchar al movimiento universitario. Los jóvenes están demostrando que pueden surgir nuevos, frescos e inteligentes liderazgos. Sin armas, sin clientelas, sin corrupción.
El Presidente Chávez tuvo que reconocer la realidad pero nos preocupa que sus coléricas reacciones retardadas puedan echar a perder la oportunidad de buscar un acuerdo con la oposición.
El consumismo es una droga que insensibiliza en Venezuela y en Colombia. Sin embargo en el vecino país no fue suficiente.
Me han conmovido profundamente las imágenes de los secuestrados por las FARC y, especialmente, la carta de Ingrid Betancur. Este problema lo tenemos que resolver, solos o con el Presidente de Francia. Lamentablemente todavía hay mucha insensibilidad en toda Colombia. ¿Y qué decir de esos personajes de las FARC? Ya no quedan palabras para su actitud. El secuestro en su modalidad económica es un delito atroz pero tiene una solución. Pero estos secuestros de ahora no tienen parangón sino con los peores crímenes de la humanidad.
¿Podremos volver a ver en libertad a Ingrid y a los demás secuestrados?
Si los liberaran, que comportamiento tendrán las Fuerzas Armadas con sus hombres? Les darían tratamiento de héroes o de traidores?. O simplemente los desecharán?
Al parecer estos compatriotas seguirán soportando esos terribles vejámenes por más tiempo pero no podrá ser mucho más. Colombia no puede permitir que esto siga sucediendo.
Me gusta que la sociedad venezolana se haya pronunciado diciendo no a la reforma propuesta. Pero me gusta mucho más leer y escuchar al movimiento universitario. Los jóvenes están demostrando que pueden surgir nuevos, frescos e inteligentes liderazgos. Sin armas, sin clientelas, sin corrupción.
El Presidente Chávez tuvo que reconocer la realidad pero nos preocupa que sus coléricas reacciones retardadas puedan echar a perder la oportunidad de buscar un acuerdo con la oposición.
El consumismo es una droga que insensibiliza en Venezuela y en Colombia. Sin embargo en el vecino país no fue suficiente.
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jueves, noviembre 22, 2007
No es una buena noticia
Cuando escuché esta semana que no había pruebas de supervivencia de los secuestrados de las FARC pensé inmediatamente que el proceso de mediación estaba en grave peligro.
Y hoy me despierto con la noticia de su terminación. El motivo es muy grave pero es mucho más el comportamiento de las FARC que siguen insistiendo en su estrategia dilatoria.
Como víctima de un secuestro en mi familia desearía que pronto se reanudaran los contactos para que esas personas pudiesen regresar con sus familias. Pero creo que, de momento, las FARC seguirá utilizando a todas esas personas para obtener ventajas en su favor. El mundo debe entender que con todo lo que ha pasado, esto es inaceptable.
Ya comencé a escuchar voces de algunos que se quejan sobre la impaciencia del Presidente Uribe. Pero me atrevo a asegurar que cualquier persona habría que tenido que actuar igual ante una serie de imprudencias, cada vez más delicadas, del mediador.
Y hoy me despierto con la noticia de su terminación. El motivo es muy grave pero es mucho más el comportamiento de las FARC que siguen insistiendo en su estrategia dilatoria.
Como víctima de un secuestro en mi familia desearía que pronto se reanudaran los contactos para que esas personas pudiesen regresar con sus familias. Pero creo que, de momento, las FARC seguirá utilizando a todas esas personas para obtener ventajas en su favor. El mundo debe entender que con todo lo que ha pasado, esto es inaceptable.
Ya comencé a escuchar voces de algunos que se quejan sobre la impaciencia del Presidente Uribe. Pero me atrevo a asegurar que cualquier persona habría que tenido que actuar igual ante una serie de imprudencias, cada vez más delicadas, del mediador.
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