En varios de mis escritos anteriores he invocado la necesidad de hacer un gran acuerdo sobre las reglas que deben existir para que Colombia supere sus problemas actuales.
Me preocupaba el tono que han ido adquiriendo los voceros de la oposición porque con sus palabras están haciendo un rompimiento radical con el sistema que nos rige.
Y sucedió lo previsible. A esos personajes se les olvidó que su lenguaje, inquietante en el interior, resultaba fatal en el exterior. Ya muchos lo habían dicho, pero lo de la Senadora Córdoba llegó a unos niveles intolerables.
Y la reacción del Gobierno no se hizo esperar. El discurso del 20 de marzo en el Senado pronunciado por el Ministro Holguín fue contundente. Dijo algo muy cierto, que de una manera muy peligrosa el discurso del PDI y de algunos voceros del Partido Liberal se iguala a los planteamientos de las FARC.
Es ya demasiado tarde?. Los temperamentos de unos y otros me inquietan pero creo que ha llegado el momento de parar.
No se trata de detener los procesos en curso. Todo lo contrario, eso tiene que seguir y el Gobierno tendrá que seguir apoyando con mucha energía.
Si los lenguajes no cambian tenemos que prepararnos para una reacción social muy fuerte en contra de los líderes más caracterizados del PDI. Y eso sería terrible.
Definitivamente no entendí al doctor Horacio Serpa. Tuvo la oportunidad de demostrar sus dotes como administrador y estadista pero se perdió en un agrio debate interno con sus copartidarios y entró al mismo juego de deslegitimar al actual gobierno. Así como están las cosas, no creo que se pueda lanzar a la Gobernación de Santander porque sería derrotado.
miércoles, marzo 21, 2007
sábado, marzo 17, 2007
Donde nunca pasa nada
Estuve en una reunión de jóvenes en la que se expresaron muchas ideas y quizás pocas propuestas concretas.
A mi edad, se quieren escuchar y discutir iniciativas específicas, respaldadas en unos conceptos muy claros. En otras palabras, lo que no se pueda o quiera llevar a la práctica es apenas un ejercicio retórico casi inútil.
En la presentación varias veces se hacía alusión a una ciudad en donde nunca pasa nada.
Siempre están sucediendo cosas en mi interior y en mi exterior. Algunas de ellas tienen la facultad de propiciar un cambio drástico, violento como puede ser un accidente, una enfermedad severa, ganarse la lotería o una gran catástrofe natural. Pero la mayoría de las cosas que suceden no tienen esos alcances tan dramáticos. Ya sea porque son reflexiones, pequeños goces o problemas o porque son situaciones graves y delicadas de terceros o de otras sociedades que no nos afectan en nuestro diario quehacer.
A veces uno no se da cuenta de la magnitud de las cosas que suceden y solamente después se hace plena conciencia sobre ello. Lo mismo sucede con muchas decisiones personales o trabajos que se desarrollan en el presente.
Por ejemplo, entre 1985 y 1990 en mi vida sucedieron muchos hechos externos e internos que afectaron mi vida de manera irremediable.
Pero hoy, con una lentitud exasperante, se están produciendo cambios quizás más importantes en mi forma de ver la vida.
Nosotros estamos acostumbrados a querer y buscar siempre eventos extraordinarios, emociones fuertes porque en ausencia de grandes privaciones creemos que es la única forma de encontrar sentido a la vida.
Queremos aventuras, como pueden desearlo los habitantes de sociedades tranquilas como las escandinavas. Y se nos olvida pensar que a pocas cuadras viven varios compatriotas que no quieren más emociones fuertes, que lo que quieren es tranquilidad para progresar y vivir mejor.
A pesar de la indolencia y pereza de muchos y la desesperanza de otros, hay muchas cosas por hacer. Y estamos en el deber de emprenderlas comprometiendo a los que nos rodean.
La edad no importa.
A mi edad, se quieren escuchar y discutir iniciativas específicas, respaldadas en unos conceptos muy claros. En otras palabras, lo que no se pueda o quiera llevar a la práctica es apenas un ejercicio retórico casi inútil.
En la presentación varias veces se hacía alusión a una ciudad en donde nunca pasa nada.
Siempre están sucediendo cosas en mi interior y en mi exterior. Algunas de ellas tienen la facultad de propiciar un cambio drástico, violento como puede ser un accidente, una enfermedad severa, ganarse la lotería o una gran catástrofe natural. Pero la mayoría de las cosas que suceden no tienen esos alcances tan dramáticos. Ya sea porque son reflexiones, pequeños goces o problemas o porque son situaciones graves y delicadas de terceros o de otras sociedades que no nos afectan en nuestro diario quehacer.
A veces uno no se da cuenta de la magnitud de las cosas que suceden y solamente después se hace plena conciencia sobre ello. Lo mismo sucede con muchas decisiones personales o trabajos que se desarrollan en el presente.
Por ejemplo, entre 1985 y 1990 en mi vida sucedieron muchos hechos externos e internos que afectaron mi vida de manera irremediable.
Pero hoy, con una lentitud exasperante, se están produciendo cambios quizás más importantes en mi forma de ver la vida.
Nosotros estamos acostumbrados a querer y buscar siempre eventos extraordinarios, emociones fuertes porque en ausencia de grandes privaciones creemos que es la única forma de encontrar sentido a la vida.
Queremos aventuras, como pueden desearlo los habitantes de sociedades tranquilas como las escandinavas. Y se nos olvida pensar que a pocas cuadras viven varios compatriotas que no quieren más emociones fuertes, que lo que quieren es tranquilidad para progresar y vivir mejor.
A pesar de la indolencia y pereza de muchos y la desesperanza de otros, hay muchas cosas por hacer. Y estamos en el deber de emprenderlas comprometiendo a los que nos rodean.
La edad no importa.
miércoles, marzo 14, 2007
No mas aviones, por favor!
En los últimos años hemos intervenido de manera activa en los procesos de veeduría. Pero con la experiencia que tenemos en esta materia debemos afirmar que las veedurías se hacen bien, a fondo y con todas sus consecuencias, o no se hacen.
Y hacerlas bien demanda dinero, firmeza en las convicciones y persistencia. Justamente eso es lo que nos falta casi siempre.
Creo que un mejor camino sería el de hacerle a los funcionarios públicos que terminan su mandato un “juicio de residencia” parecido al que le hacía la Corona española a sus altos funcionarios.
Y es que es sencillo. Lo primero es comparar las declaraciones de impuestos de los últimos años antes, durante y una vez termine su mandato. Quien no justifique sus incrementos patrimoniales tendrá que ir a prisión. Y esto debe incluir a familiares cercanos y a empresas donde el funcionario o familiares tengan aportes de capital. Si se disfruta de un bien mueble o inmueble que pertenece a un tercero se deberá demostrar el arreglo contractual acorde con acuerdos similares en el marcado. Y hay muchas más herramientas que se pueden utilizar.
Lamentablemente la sanción social es muy débil. Se acepta que un funcionario reciba comisiones si puede mostrar realizaciones. Se dice con tranquilidad: “roba pero hace”.
No me resisto vivir en un país que no quiere cambiar y que acepta como normales casi todas las aberraciones que impiden el desarrollo y bienestar de la mayoría de la gente.
Será que en cada cabeza de Distrito Judicial podemos tener un par de Jueces que comiencen a actuar con energía y determinación? Si nuestros honorables magistrados siguen el camino que está trazando la Corte Suprema de Justicia, se podrán afinar muchos mecanismos penales para perseguir a los corruptos.
Y hacerlas bien demanda dinero, firmeza en las convicciones y persistencia. Justamente eso es lo que nos falta casi siempre.
Creo que un mejor camino sería el de hacerle a los funcionarios públicos que terminan su mandato un “juicio de residencia” parecido al que le hacía la Corona española a sus altos funcionarios.
Y es que es sencillo. Lo primero es comparar las declaraciones de impuestos de los últimos años antes, durante y una vez termine su mandato. Quien no justifique sus incrementos patrimoniales tendrá que ir a prisión. Y esto debe incluir a familiares cercanos y a empresas donde el funcionario o familiares tengan aportes de capital. Si se disfruta de un bien mueble o inmueble que pertenece a un tercero se deberá demostrar el arreglo contractual acorde con acuerdos similares en el marcado. Y hay muchas más herramientas que se pueden utilizar.
Lamentablemente la sanción social es muy débil. Se acepta que un funcionario reciba comisiones si puede mostrar realizaciones. Se dice con tranquilidad: “roba pero hace”.
No me resisto vivir en un país que no quiere cambiar y que acepta como normales casi todas las aberraciones que impiden el desarrollo y bienestar de la mayoría de la gente.
Será que en cada cabeza de Distrito Judicial podemos tener un par de Jueces que comiencen a actuar con energía y determinación? Si nuestros honorables magistrados siguen el camino que está trazando la Corte Suprema de Justicia, se podrán afinar muchos mecanismos penales para perseguir a los corruptos.
lunes, marzo 12, 2007
Vanguardia Liberal
Desde que tengo memoria sé que sus propietarios han usado el periódico como un arma contra quienes consideran sus enemigos.
En algunas ocasiones, debo reconocerlo, compartimos apreciaciones sobre ciertos personajes de la vida regional. Pero en los últimos años hemos comprendido que gracias a ese particular estilo lo que hacen es engrandecer a sus enemigos.
Casi todo el mundo, de una u otra manera, siente que ese diario le ha causado una ofensa injustificada en el transcurso de su vida. Ellos dirán que así es el periodismo y que no tienen contemplaciones con nadie en especial. Pero eso no es cierto porque sí tienen favoritos. Y favoritos que por razones graves o nimias pueden caer en desgracia.
Pero todo esto que he escrito tiene un objetivo concreto. Los días 11 y 12 de marzo de 2007 han aparecido avisos en primera página de Vanguardia Liberal de Bucaramanga en donde se conmina a comparecer a un vendedor de carne que no ha pagado una deuda a una de las empresas del accionista mayoritario del periódico.
Pobre diablo ese personaje que osó no pagarle una deuda al dueño de Vanguardia. ¿Se atreverá a hacer lo mismo con una persona que tenga acceso a abogados o a otros medios de defensa?
Vivir en provincia es agradable pero se expone uno a esas arbitrariedades. En otras partes de Colombia pueden suceder cosas peores.
En algunas ocasiones, debo reconocerlo, compartimos apreciaciones sobre ciertos personajes de la vida regional. Pero en los últimos años hemos comprendido que gracias a ese particular estilo lo que hacen es engrandecer a sus enemigos.
Casi todo el mundo, de una u otra manera, siente que ese diario le ha causado una ofensa injustificada en el transcurso de su vida. Ellos dirán que así es el periodismo y que no tienen contemplaciones con nadie en especial. Pero eso no es cierto porque sí tienen favoritos. Y favoritos que por razones graves o nimias pueden caer en desgracia.
Pero todo esto que he escrito tiene un objetivo concreto. Los días 11 y 12 de marzo de 2007 han aparecido avisos en primera página de Vanguardia Liberal de Bucaramanga en donde se conmina a comparecer a un vendedor de carne que no ha pagado una deuda a una de las empresas del accionista mayoritario del periódico.
Pobre diablo ese personaje que osó no pagarle una deuda al dueño de Vanguardia. ¿Se atreverá a hacer lo mismo con una persona que tenga acceso a abogados o a otros medios de defensa?
Vivir en provincia es agradable pero se expone uno a esas arbitrariedades. En otras partes de Colombia pueden suceder cosas peores.
Labels:
newspapers Colombia Bucaramanga
viernes, marzo 09, 2007
Ley Seca
Hace unos meses llegué a un pueblo de Santander para asistir al otro día a un consejo comunal del presidente de la república. Eran las cinco y treinta de la tarde y pedimos una cerveza en una de las tiendas de la plaza principal.
Amablemente nos sirvieron una cerveza a cada uno pero nos advirtieron que a partir de las seis de la tarde se iniciaba una veda de alcohol o “ley seca” como la llamamos en Colombia.
Me viene a la mente este recuerdo porque con motivo de la visita del Presidente Bush a Bogotá, las autoridades han proclamado nuevamente la restricción de consumo de bebidas alcohólicas. Que se aplique en Bogotá me parece un anacronismo, pero que se aplique en una ciudad como Bucaramanga a más de cuatrocientos kilómetros de distancia me parece una estupidez.
Al parecer todavía no olvidamos al borracho de pueblo que lanzaba vivas al partido político de sus amores y abajos al de sus desafectos.
Será que nada ha cambiado? Me temo que esto de la restricción del alcohol y la prohibición del acompañante en las motocicletas son una especie de fórmula sacramental de las autoridades de policía.
En Colombia ni olvidamos ni aprendemos
Amablemente nos sirvieron una cerveza a cada uno pero nos advirtieron que a partir de las seis de la tarde se iniciaba una veda de alcohol o “ley seca” como la llamamos en Colombia.
Me viene a la mente este recuerdo porque con motivo de la visita del Presidente Bush a Bogotá, las autoridades han proclamado nuevamente la restricción de consumo de bebidas alcohólicas. Que se aplique en Bogotá me parece un anacronismo, pero que se aplique en una ciudad como Bucaramanga a más de cuatrocientos kilómetros de distancia me parece una estupidez.
Al parecer todavía no olvidamos al borracho de pueblo que lanzaba vivas al partido político de sus amores y abajos al de sus desafectos.
Será que nada ha cambiado? Me temo que esto de la restricción del alcohol y la prohibición del acompañante en las motocicletas son una especie de fórmula sacramental de las autoridades de policía.
En Colombia ni olvidamos ni aprendemos
martes, febrero 27, 2007
Nada excusa una muerte
Anoche me encontré con un amigo que se lamentaba que aquí ser de derecha era un estigma. No pude contestarle en el momento porque se iniciaba la reunión que nos convocaba pero debí enviarle un mensaje con el título de este escrito.
La guerrilla colombiana ha cometido y sigue cometiendo delitos atroces. Todavía tenemos muchos secuestrados y algunos de ellos llevan más de ocho años viviendo en penosos campos de concentración en la selva. Justamente esta mañana escuché que nuevamente unos soldados habían caído en un campo minado de la guerrilla.
Hicieron y hacen lo mismo que han hecho los paramilitares. En el entorno cercano de casi todos los colombianos alguien murió o fue secuestrado por parte de la guerrilla en los últimos veinte años. Se aprovecharon de los recursos públicos municipales y departamentales, asesinaron, secuestraron, usurparon tierras y también hicieron tráfico de estupefacientes.
Al igual que los paramilitares lograron infiltrar sectores tan importantes como los de educación, salud y justicia.
Pero nada, ni siquiera eso justifica las atrocidades que se cometieron por parte de las personas que decidieron hacer justicia por su propia mano.
Quien escribe estas líneas podría argumentar que tenía motivos de resentimiento contra la guerrilla pero nunca pensó en utilizar sus mismas armas.
El estado permitió que la guerrilla creciera e hizo creer a la gente que era incapaz de enfrentarla. Incluso en reuniones a las que asistí, funcionarios de muy alto nivel del gobierno estimularon las acciones de autodefensa de los ciudadanos.
Y desde hace mucho tiempo los altos dirigentes nacionales sabían el camino que estaban tomando los líderes de esas organizaciones irregulares. Pero, seamos sinceros, se hicieron los de la vista gorda con fundamento en que el enemigo de tu enemigo es tu amigo. Igual le pasó a Estados Unidos cuando consideró a Hussein un aliado contra Irán.
Se aproxima el momento de demostrarnos a nosotros mismos y al mundo que en Colombia existe justicia y que el estado es fuerte para garantizar los derechos de las personas.
Pero mientras tanto se conocerán muchas cosas que se sospechaban o ignoraban y que nos causarán dolor. Es necesario. No tiene sentido negar las realidades.
Algunos de uno u otro lado van a tratar de obtener ventajas para garantizar su tranquilidad. Por eso las próximas elecciones regionales tienen una gran importancia. Contra lo que opinaría un analista sensato, se van a jugar los restos para hacerse a un poder que les permita negociar mejor.
Y la guerrilla y sus aliados? Quieren jugar también en estas elecciones y son los menos interesados en que salgan a la luz sus acciones. Una prueba de ello fue una entrevista de radio al Senador Jorge Robledo quién intentó eludir el tema de la Gobernación del Tolima.
La guerrilla colombiana ha cometido y sigue cometiendo delitos atroces. Todavía tenemos muchos secuestrados y algunos de ellos llevan más de ocho años viviendo en penosos campos de concentración en la selva. Justamente esta mañana escuché que nuevamente unos soldados habían caído en un campo minado de la guerrilla.
Hicieron y hacen lo mismo que han hecho los paramilitares. En el entorno cercano de casi todos los colombianos alguien murió o fue secuestrado por parte de la guerrilla en los últimos veinte años. Se aprovecharon de los recursos públicos municipales y departamentales, asesinaron, secuestraron, usurparon tierras y también hicieron tráfico de estupefacientes.
Al igual que los paramilitares lograron infiltrar sectores tan importantes como los de educación, salud y justicia.
Pero nada, ni siquiera eso justifica las atrocidades que se cometieron por parte de las personas que decidieron hacer justicia por su propia mano.
Quien escribe estas líneas podría argumentar que tenía motivos de resentimiento contra la guerrilla pero nunca pensó en utilizar sus mismas armas.
El estado permitió que la guerrilla creciera e hizo creer a la gente que era incapaz de enfrentarla. Incluso en reuniones a las que asistí, funcionarios de muy alto nivel del gobierno estimularon las acciones de autodefensa de los ciudadanos.
Y desde hace mucho tiempo los altos dirigentes nacionales sabían el camino que estaban tomando los líderes de esas organizaciones irregulares. Pero, seamos sinceros, se hicieron los de la vista gorda con fundamento en que el enemigo de tu enemigo es tu amigo. Igual le pasó a Estados Unidos cuando consideró a Hussein un aliado contra Irán.
Se aproxima el momento de demostrarnos a nosotros mismos y al mundo que en Colombia existe justicia y que el estado es fuerte para garantizar los derechos de las personas.
Pero mientras tanto se conocerán muchas cosas que se sospechaban o ignoraban y que nos causarán dolor. Es necesario. No tiene sentido negar las realidades.
Algunos de uno u otro lado van a tratar de obtener ventajas para garantizar su tranquilidad. Por eso las próximas elecciones regionales tienen una gran importancia. Contra lo que opinaría un analista sensato, se van a jugar los restos para hacerse a un poder que les permita negociar mejor.
Y la guerrilla y sus aliados? Quieren jugar también en estas elecciones y son los menos interesados en que salgan a la luz sus acciones. Una prueba de ello fue una entrevista de radio al Senador Jorge Robledo quién intentó eludir el tema de la Gobernación del Tolima.
Labels:
Colombia,
guerilla,
paramilitares
sábado, febrero 17, 2007
Qué te vas a acordar…
Que te vas a acordar Isabel
De la rayuela bajo el mamoncillo de tu patio
De las muñecas de trapo que eran nuestros hijos
De la baranda donde llegaban los barcos de La Habana
Cargados de…
Cuando tenías los ojos dorados
Como pluma de pavo real
Y las faldas manchadas de mango
Que va
Tu no te acuerdas
En cambio yo no lo notaste hoy
No te han contado
Sigo tirándole piedrecillas al cielo
Buscando un lugar dónde posar sin muchas fatigas el pie
Haciendo y deshaciendo figuras en la piel de la tierra
Y mis hijos son de trapo y mis sueños de trapo
Y sigo jugando a las muñecas bajo los reflectores del escenario
Isabel ojos de pavo real
Ahora que tienes cinco hijos con el alcalde
Y te pasea por el pueblo un chofer endomingado
Ahora que usas anteojos
Cuando nos vemos me tiras un “que hay de tu vida”
Frío e impersonal
Como si yo tuviera de eso
Como si yo todavía usara eso
Raúl Gómez Jattin
De la rayuela bajo el mamoncillo de tu patio
De las muñecas de trapo que eran nuestros hijos
De la baranda donde llegaban los barcos de La Habana
Cargados de…
Cuando tenías los ojos dorados
Como pluma de pavo real
Y las faldas manchadas de mango
Que va
Tu no te acuerdas
En cambio yo no lo notaste hoy
No te han contado
Sigo tirándole piedrecillas al cielo
Buscando un lugar dónde posar sin muchas fatigas el pie
Haciendo y deshaciendo figuras en la piel de la tierra
Y mis hijos son de trapo y mis sueños de trapo
Y sigo jugando a las muñecas bajo los reflectores del escenario
Isabel ojos de pavo real
Ahora que tienes cinco hijos con el alcalde
Y te pasea por el pueblo un chofer endomingado
Ahora que usas anteojos
Cuando nos vemos me tiras un “que hay de tu vida”
Frío e impersonal
Como si yo tuviera de eso
Como si yo todavía usara eso
Raúl Gómez Jattin
miércoles, febrero 14, 2007
La verdad y nada mas...
En épocas de relativismo alguien me dirá, con mucha razón, que las verdades cambian porque siempre están influidas por las ideologías y los conceptos culturales que son el sustrato de nuestros raciocinios.
Pero no quiero entrar en esa discusión. Me refiero a los hechos que han sucedido en Colombia y que nuestra generación ha tenido que presenciar.
He escuchado con mucho detenimiento dos entrevistas que ha concedido el señor Fernando Botero Zea en relación con el ingreso de dinero del narcotráfico a la campaña presidencial de Colombia en el año 1994.
Nada me ha sorprendido. No estaba esperando revelaciones nuevas que le dieran un viraje a esta lamentable historia. El valor de estas entrevistas radica en que por primera vez en esta generación un político colombiano reconoce de viva voz sus faltas. Y, además, le recuerda a la gente que dos de los grandes protagonistas de esta historia no han recibido castigo.
Cuando el suscrito estaba joven pensaba que ningún país que se convertía al comunismo regresaba a una democracia como se concibe en occidente. Había vivido poco y pensaba que el ejemplo de la Unión Soviética era muy claro. Pues estaba muy equivocado como lo ha demostrado la historia.
Igual pienso ahora sobre el caso de Ernesto Samper Pizano. Creo que ha logrado pasar a la historia como un hombre desacreditado que no recibió ninguna sanción importante.
Ignoro si las declaraciones de Fernando Botero irán a cambiar esta vergonzosa situación y el señor Samper seguirá orondo con sus chistes flojos en los cócteles bogotanos.
Ernesto Samper y su gente son hábiles en usar herramientas innobles para desprestigiar a sus contrincantes. No olvidemos que para la burguesía colombiana es más grave ser ladrón que haber cometido otros delitos.
Por lo pronto creo que la idea de lanzar al señor Horacio Serpa a una candidatura a la Gobernación de Santander se ha dañado. Y si muchos han olvidado lo que sucedió, tendremos que recordarles.
Este país solamente será viable cuando de manera pública, individual y colectiva reconozcamos nuestras grandes faltas y hagamos un nuevo propósito colectivo.
Pero no quiero entrar en esa discusión. Me refiero a los hechos que han sucedido en Colombia y que nuestra generación ha tenido que presenciar.
He escuchado con mucho detenimiento dos entrevistas que ha concedido el señor Fernando Botero Zea en relación con el ingreso de dinero del narcotráfico a la campaña presidencial de Colombia en el año 1994.
Nada me ha sorprendido. No estaba esperando revelaciones nuevas que le dieran un viraje a esta lamentable historia. El valor de estas entrevistas radica en que por primera vez en esta generación un político colombiano reconoce de viva voz sus faltas. Y, además, le recuerda a la gente que dos de los grandes protagonistas de esta historia no han recibido castigo.
Cuando el suscrito estaba joven pensaba que ningún país que se convertía al comunismo regresaba a una democracia como se concibe en occidente. Había vivido poco y pensaba que el ejemplo de la Unión Soviética era muy claro. Pues estaba muy equivocado como lo ha demostrado la historia.
Igual pienso ahora sobre el caso de Ernesto Samper Pizano. Creo que ha logrado pasar a la historia como un hombre desacreditado que no recibió ninguna sanción importante.
Ignoro si las declaraciones de Fernando Botero irán a cambiar esta vergonzosa situación y el señor Samper seguirá orondo con sus chistes flojos en los cócteles bogotanos.
Ernesto Samper y su gente son hábiles en usar herramientas innobles para desprestigiar a sus contrincantes. No olvidemos que para la burguesía colombiana es más grave ser ladrón que haber cometido otros delitos.
Por lo pronto creo que la idea de lanzar al señor Horacio Serpa a una candidatura a la Gobernación de Santander se ha dañado. Y si muchos han olvidado lo que sucedió, tendremos que recordarles.
Este país solamente será viable cuando de manera pública, individual y colectiva reconozcamos nuestras grandes faltas y hagamos un nuevo propósito colectivo.
Labels:
Colombia Botero Samper Serpa
viernes, febrero 02, 2007
Los comentaristas
Nunca le había prestado mucha atención a los comentarios de los lectores en las páginas web de los periódicos colombianos. Había leído que el diario El Tiempo había tenido que clausurar algunos de estos espacios porque los “opinadores” se excedieron en su lenguaje.
En estos días les he prestado mayor atención y debo decir que no había perdido nada cuando no los leía. Que falta de profundidad, que grosería. Como si todos los patanes se hubieran dedicado a expresar su odio, resentimiento.
A veces en los espacios de opinión de la radio se escuchan comentarios interesantes que no alcanzan a mitigar la fatiga que producen las llamadas buscando un disco o un viaje o un reloj. Pero el tener que expresar un concepto de viva voz, así sea con seudónimo la gente se cuida. Que tal que la reconozca alguien.
Hace un par de años el suscrito recibió un ataque de un personaje que llama todos los días a la estación “La W radio” con el nombre de Pedro. Nunca me pude defender porque no sé si ese personaje sin apellido realmente se llama como dice.
Algunos periódicos insertan la opinión de los lectores en sus ediciones diarias. Me imagino a un novel reportero preguntando mal a los transeúntes sobre toda clase de temas.
La participación está bien como concepto y a veces los lectores u oyentes hacen aportes interesantes. Pero la mayoría de las veces hacen que uno cambie de emisora o no vuelva a leer nunca los comentarios de las páginas web.
En estos días les he prestado mayor atención y debo decir que no había perdido nada cuando no los leía. Que falta de profundidad, que grosería. Como si todos los patanes se hubieran dedicado a expresar su odio, resentimiento.
A veces en los espacios de opinión de la radio se escuchan comentarios interesantes que no alcanzan a mitigar la fatiga que producen las llamadas buscando un disco o un viaje o un reloj. Pero el tener que expresar un concepto de viva voz, así sea con seudónimo la gente se cuida. Que tal que la reconozca alguien.
Hace un par de años el suscrito recibió un ataque de un personaje que llama todos los días a la estación “La W radio” con el nombre de Pedro. Nunca me pude defender porque no sé si ese personaje sin apellido realmente se llama como dice.
Algunos periódicos insertan la opinión de los lectores en sus ediciones diarias. Me imagino a un novel reportero preguntando mal a los transeúntes sobre toda clase de temas.
La participación está bien como concepto y a veces los lectores u oyentes hacen aportes interesantes. Pero la mayoría de las veces hacen que uno cambie de emisora o no vuelva a leer nunca los comentarios de las páginas web.
lunes, enero 29, 2007
¿Se justificaba?
Tengo pendiente una larga conversación con una vieja amiga que ha vivido la mayor parte de su vida en una ciudad de la costa atlántica.
Sin embargo, en el correo en donde me dice que acepta y desea esa conversación me recuerda muy claramente lo que sucedía en esas regiones antes de la llegada de los paramilitares.
¿Era ese el único camino posible?. Con asesinatos, despojos de tierra, aprovechamiento de los recursos públicos, narcotráfico?. Definitivamente no lo era, pero los gobernantes de las dos décadas anteriores hicieron creer a la gente que el único camino para vencer a la guerrilla y para derrotar a la corrupción era por un camino fuera de la ley.
Nunca podré olvidar lo que sucedió en las elecciones de Congreso de 2002 y en las territoriales de 2003. De la noche a la mañana, personas sin gran trayectoria resultaron elegidos al Congreso. Y otros incrementaron de manera sustancial su votación.
En el momento de iniciar su negociación los paramilitares no estaban derrotados en el terreno militar y mucho menos en el político. Pero, con el paso del tiempo han ido perdiendo terreno ante la opinión pública cuando se hicieron evidentes todos sus horribles desmanes.
¿Quién tiene la culpa de estos crímenes?. Además de sus autores materiales e intelectuales, buena parte de la responsabilidad le cabe a sectores de la sociedad colombiana. Probablemente no alcancemos a saber quienes fueron todos los instigadores por acción u omisión. Nadie me puede negar que en muchas mesas de reuniones los presentes justificaban esas atrocidades.
Los colombianos creímos que el camino de la violencia era posible para solucionar los problemas que nos aquejan. ¿Qué decir de las guerrillas y sus ideólogos urbanos que siempre han justificado el odio y la violencia?.
Después de arrepentirnos, tenemos que creer firmemente en que solo la institucionalidad emanada de las leyes nos salvarán. En los momentos actuales todavía estamos lejos de eso porque solamente creemos en el presidente pero no en el Estado.
La Corte Suprema de Justicia que había estado enfrascada en inútiles disputas con otras corporaciones de justicia, ha intentado dar un ejemplo y marcar una pauta. ¿Será que el aparato jurisdiccional sigue esa pauta? No parece.
¿Y qué pensar de la Fiscalía General de la Nación?
Sin embargo, en el correo en donde me dice que acepta y desea esa conversación me recuerda muy claramente lo que sucedía en esas regiones antes de la llegada de los paramilitares.
¿Era ese el único camino posible?. Con asesinatos, despojos de tierra, aprovechamiento de los recursos públicos, narcotráfico?. Definitivamente no lo era, pero los gobernantes de las dos décadas anteriores hicieron creer a la gente que el único camino para vencer a la guerrilla y para derrotar a la corrupción era por un camino fuera de la ley.
Nunca podré olvidar lo que sucedió en las elecciones de Congreso de 2002 y en las territoriales de 2003. De la noche a la mañana, personas sin gran trayectoria resultaron elegidos al Congreso. Y otros incrementaron de manera sustancial su votación.
En el momento de iniciar su negociación los paramilitares no estaban derrotados en el terreno militar y mucho menos en el político. Pero, con el paso del tiempo han ido perdiendo terreno ante la opinión pública cuando se hicieron evidentes todos sus horribles desmanes.
¿Quién tiene la culpa de estos crímenes?. Además de sus autores materiales e intelectuales, buena parte de la responsabilidad le cabe a sectores de la sociedad colombiana. Probablemente no alcancemos a saber quienes fueron todos los instigadores por acción u omisión. Nadie me puede negar que en muchas mesas de reuniones los presentes justificaban esas atrocidades.
Los colombianos creímos que el camino de la violencia era posible para solucionar los problemas que nos aquejan. ¿Qué decir de las guerrillas y sus ideólogos urbanos que siempre han justificado el odio y la violencia?.
Después de arrepentirnos, tenemos que creer firmemente en que solo la institucionalidad emanada de las leyes nos salvarán. En los momentos actuales todavía estamos lejos de eso porque solamente creemos en el presidente pero no en el Estado.
La Corte Suprema de Justicia que había estado enfrascada en inútiles disputas con otras corporaciones de justicia, ha intentado dar un ejemplo y marcar una pauta. ¿Será que el aparato jurisdiccional sigue esa pauta? No parece.
¿Y qué pensar de la Fiscalía General de la Nación?
Labels:
Colombia Justicia,
paramilitares
jueves, enero 25, 2007
Pacto Social
En Colombia ha ganado terreno la teoría que afirma que aquí nadie puede hablar porque todos de una u otra forma estamos “untados”.
La última de estas afirmaciones proviene de un personaje que ha debido estar encarcelado hace muchos años. El Senador De la Espriella dijo y todos los medios le han dado gran trascendencia que las conversaciones de Andrés Pastrana con las FARC antes de su elección a la presidencia se puede considerar en el mismo terreno de la ética y moral que las que ellos sostuvieron con los paramilitares en el llamado “Acuerdo de Ralito”.
Afirma que ambas estaban dirigidas hacia conquistar el poder y no entiende el escándalo por unas y el silencio por otras.
En igual sentido, pero expresadas con mucha sutileza escuchamos declaraciones del Gobierno aludiendo a los contactos de algunos políticos con la guerrilla. Pero, hasta el momento, nada había salido a la luz pública. ¿Será que esas alusiones tangenciales se referían al expresidente Pastrana o por el contrario tienen información específica sobre algunos ciudadanos?
No vamos a defender a uno o al otro. Hemos puesto este ejemplo para intentar demostrar que estamos todavía muy lejos de un verdadero pacto social que nos permita vivir en paz a los colombianos.
Hicimos una constitución en 1991 y creímos que ese era un primer remedio para superar una terrible violencia que padecíamos en esos momentos. Pero después vinieron otras, animadas por la guerrilla y por los paramilitares. Si pudiésemos encontrar elementos comunes para explicar nuestras violencias tendríamos que anotar siempre al narcotráfico, la corrupción y la ineficiencia del estado.
Hemos hecho intentos, los seguimos haciendo, pero los problemas siguen porque la sociedad colombiana aún no ha asimilado lo que ha sucedido y no ha hecho un real acto de contrición. El rechazo al narco es apenas de dientes para afuera, la corrupción permanece, y no hemos asumido la parte de culpa por los horribles crímenes de los paramilitares.
Creemos que el presidente Uribe nos va a conducir a un mejor país gracias a su capacidad de trabajo y a su tenacidad. Pero nosotros seguiremos siendo los mismos y aún no nos arrepentimos de nada.
¿Será posible un nuevo gran acuerdo político y social que permita llevar a Colombia al sitio que se merece por su gran potencial?
Permítanme ser escéptico. Yo lo que veo es un interés por buscar una nueva reelección de Uribe y mantenernos a salvo, por el momento, de ese gran pacto social.
La última de estas afirmaciones proviene de un personaje que ha debido estar encarcelado hace muchos años. El Senador De la Espriella dijo y todos los medios le han dado gran trascendencia que las conversaciones de Andrés Pastrana con las FARC antes de su elección a la presidencia se puede considerar en el mismo terreno de la ética y moral que las que ellos sostuvieron con los paramilitares en el llamado “Acuerdo de Ralito”.
Afirma que ambas estaban dirigidas hacia conquistar el poder y no entiende el escándalo por unas y el silencio por otras.
En igual sentido, pero expresadas con mucha sutileza escuchamos declaraciones del Gobierno aludiendo a los contactos de algunos políticos con la guerrilla. Pero, hasta el momento, nada había salido a la luz pública. ¿Será que esas alusiones tangenciales se referían al expresidente Pastrana o por el contrario tienen información específica sobre algunos ciudadanos?
No vamos a defender a uno o al otro. Hemos puesto este ejemplo para intentar demostrar que estamos todavía muy lejos de un verdadero pacto social que nos permita vivir en paz a los colombianos.
Hicimos una constitución en 1991 y creímos que ese era un primer remedio para superar una terrible violencia que padecíamos en esos momentos. Pero después vinieron otras, animadas por la guerrilla y por los paramilitares. Si pudiésemos encontrar elementos comunes para explicar nuestras violencias tendríamos que anotar siempre al narcotráfico, la corrupción y la ineficiencia del estado.
Hemos hecho intentos, los seguimos haciendo, pero los problemas siguen porque la sociedad colombiana aún no ha asimilado lo que ha sucedido y no ha hecho un real acto de contrición. El rechazo al narco es apenas de dientes para afuera, la corrupción permanece, y no hemos asumido la parte de culpa por los horribles crímenes de los paramilitares.
Creemos que el presidente Uribe nos va a conducir a un mejor país gracias a su capacidad de trabajo y a su tenacidad. Pero nosotros seguiremos siendo los mismos y aún no nos arrepentimos de nada.
¿Será posible un nuevo gran acuerdo político y social que permita llevar a Colombia al sitio que se merece por su gran potencial?
Permítanme ser escéptico. Yo lo que veo es un interés por buscar una nueva reelección de Uribe y mantenernos a salvo, por el momento, de ese gran pacto social.
lunes, enero 22, 2007
La pasion por el futbol
Esta mañana escuché por el radio las precisas opiniones de unos comentaristas deportivos acerca del último partido del equipo colombiano que compite en el campeonato suramericano de fútbol en categoría juvenil.
Ellos hablaban de los errores y escasos aciertos de nuestros compatriotas en el último partido frente a Uruguay.
Por supuesto yo no puedo hablar de eso porque no soy un comentarista experto en las tácticas y estrategias de cada partido.
Yo opino sobre lo que veo. Y digo que Colombia no progresa, sigue jugando a eso que el los últimos años de la década anterior le dio algunos resultados. Pero eso, no gana porque es lento, sin sorpresa, previsible. Acá inventamos que lo nuestro era eso, el regate, la lentitud, el pase corto. Y eso no sirve en el fútbol moderno.
En un viaje a Europa un taxista español me dijo que para hacer pases largos era necesario tener inteligencia. Yo me indigné con el comentario pero viendo a estos muchachos de ahora pienso que el taxista no está muy equivocado. Nosotros ya no sabemos jugar al fútbol moderno. Jugamos algo parecido al fútbol sala o al fútbol de veteranos. No sabemos hacer un pase largo, no sabemos marcar, todavía creemos que los pases solamente pueden ser cortos y lentos porque si son a espacios vacíos y largos eso es algo horroroso que los periodistas llaman “jugar al pelotazo”.
Me han salido con la historia de que el problema de ahora es que salvo uno o dos en este equipo no hay buenos jugadores. Pero yo veo en estos muchachos los mismos problemas de siempre.
Queremos tener jugadores de estatura pero no sabemos cobrar tiros de esquina y menos lanzar tiros para que los atacantes golpeen el balón con la cabeza.
Por qué nos pasa eso? . Quisiera preguntar cuantos de estos muchachos pasaron en su niñez por una escuela en donde les enseñaran los fundamentos claves del deporte. O será que acá creemos todavía que eso del fútbol es natural, nace con la gente? .
En todos los deportes a los principiantes se les enseñan las técnicas básicas del deporte y progresivamente la enseñanza se hace más especializada. En el fútbol colombiano parece que no porque es un deporte de pobres.
Otros países como los Estados Unidos, muy nuevos en este deporte que ellos llaman soccer, ya nos han derrotado en campeonatos mundiales. En poco tiempo ellos serán muy superiores porque allá si enseñan a los niños a jugar y practicar el deporte.
Como aficionados sabíamos que este equipo no podía llegar lejos pero la derrota frente a Chile puso en evidencia lo que somos. Y eso duele.
Ellos hablaban de los errores y escasos aciertos de nuestros compatriotas en el último partido frente a Uruguay.
Por supuesto yo no puedo hablar de eso porque no soy un comentarista experto en las tácticas y estrategias de cada partido.
Yo opino sobre lo que veo. Y digo que Colombia no progresa, sigue jugando a eso que el los últimos años de la década anterior le dio algunos resultados. Pero eso, no gana porque es lento, sin sorpresa, previsible. Acá inventamos que lo nuestro era eso, el regate, la lentitud, el pase corto. Y eso no sirve en el fútbol moderno.
En un viaje a Europa un taxista español me dijo que para hacer pases largos era necesario tener inteligencia. Yo me indigné con el comentario pero viendo a estos muchachos de ahora pienso que el taxista no está muy equivocado. Nosotros ya no sabemos jugar al fútbol moderno. Jugamos algo parecido al fútbol sala o al fútbol de veteranos. No sabemos hacer un pase largo, no sabemos marcar, todavía creemos que los pases solamente pueden ser cortos y lentos porque si son a espacios vacíos y largos eso es algo horroroso que los periodistas llaman “jugar al pelotazo”.
Me han salido con la historia de que el problema de ahora es que salvo uno o dos en este equipo no hay buenos jugadores. Pero yo veo en estos muchachos los mismos problemas de siempre.
Queremos tener jugadores de estatura pero no sabemos cobrar tiros de esquina y menos lanzar tiros para que los atacantes golpeen el balón con la cabeza.
Por qué nos pasa eso? . Quisiera preguntar cuantos de estos muchachos pasaron en su niñez por una escuela en donde les enseñaran los fundamentos claves del deporte. O será que acá creemos todavía que eso del fútbol es natural, nace con la gente? .
En todos los deportes a los principiantes se les enseñan las técnicas básicas del deporte y progresivamente la enseñanza se hace más especializada. En el fútbol colombiano parece que no porque es un deporte de pobres.
Otros países como los Estados Unidos, muy nuevos en este deporte que ellos llaman soccer, ya nos han derrotado en campeonatos mundiales. En poco tiempo ellos serán muy superiores porque allá si enseñan a los niños a jugar y practicar el deporte.
Como aficionados sabíamos que este equipo no podía llegar lejos pero la derrota frente a Chile puso en evidencia lo que somos. Y eso duele.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)