lunes, noviembre 19, 2007

Recuerdos

Con el paso del tiempo se conoce mucha gente y a veces se guardan recuerdos muy fugaces o inexactos de las personas. A veces conocemos una persona y nos formamos una imagen distorsionada de ella. Nos parece una persona perfecta o todo lo contrario y ambas son visiones no reales.
Pero lo verdaderamente importante es lo que guardemos de las personas queridas.

“" Aquel anciano olvidaba voluntariamente las imperfecciones, las sombras, los defectos visibles que salen a la superficie del alma, para no conservar, de los seres que él había elegido, sino lo más puro que en ellos había o lo que aspiraban a ser"

OPUS NIGRUM . Marguerite Yourcenar

jueves, noviembre 15, 2007

No existimos

Nunca le he prestado mayor atención a esas listas de personajes que nuestras revistas semanales hacen periódicamente. Me parece que todas las enumeraciones son respetables pero siempre son sesgadas o, para decirlo mejor, subjetivas.
La Revista Cambio del 15 de noviembre trae una lista con los nombres de unas personas y la descripción de sus actividades. No la voy a cuestionar, ni más faltaba. Mi reflexión irá a otro punto.
Aunque puedo equivocarme, tengo que decir que en esas cincuenta personas mencionadas solamente hay una persona de Santander.
¿Por qué será que para los medios bogotanos las personas de Bucaramanga y Santander no existen? Y lo mismo pasa con el Gobierno Nacional. La representación de Santander es muy escasa.
Sería útil que mis paisanos reflexionaran sobre esta situación. Yo no creo que sea un problema de nuestros sistemas educativos. Contamos con excelentes colegios que nos sitúan por encima del promedio nacional. Y en materia de universidades podemos mostrar buenos resultados como se ha podido comprobar con los exámenes de estado realizados por el ICFES. Por supuesto, hay muchísimo por mejorar.
Me parece que fallamos un poco en la formación de post-grados en el exterior para temas afines a la administración de empresas, el derecho y el amplio mundo de la economía. Esto solamente para mencionar los campos que me son afines.
Definitivamente no estamos jugando el rol protagónico que nos había correspondido siempre. Se podrían dar varias explicaciones de contenido histórico y económico y pensar que la ausencia de empresas importantes nos ha quitado trascendencia.
Sería muy útil que los expertos que están estudiando la competitividad de Santander analizaran este tema y encontraran la forma de posicionar mejor a nuestro recurso humano. El problema pasa un poco por nuestra timidez y el egoísmo que nos caracteriza y no nos deja hablar bien de nuestros paisanos.
No quiero pensar que al igual que perdimos la “Guerra de los Mil Días” hace cien años, hemos perdido otra, la del poder.

domingo, noviembre 11, 2007

Mi experiencia en Facebook

Desde hacía algunos meses venía observando la creciente afición de mis hijos por el Facebook y un día me animé a abrir mi propia cuenta.
Así llevo un tiempo y ya tengo algo más de noventa amigos que no es nada frente a lo que tienen mis hijos y sus compañeros de generación.
Pero, debo confesar la verdad, al cabo de estos me dan ganas de cerrar la cuenta y abandonar al facebook porque no he encontrado motivos para entusiasmarme. Es como una especie de “Club Campestre” virtual en donde se encuentra uno con varias personas, algunas muy queridas y recordadas y otras que a duras penas saludan en un supermercado.
Gente, si, toda la que uno quiera. Pero contenidos, ninguno. Unos grupos que al principio despiertan simpatía pero que después aburren porque casi todos ellos buscan oponerse a algo o a alguien o, en caso contrario, hacerle propaganda a alguien.
Y también sirve para que los banqueros le recuerden a uno el pago de algunas obligaciones que en mala hora suscribimos.
Hoy leía que este el nuevo medio de comunicación que superó al email. Quizás me está pasando lo mismo que a mi padre que a sus ochenta y dos años llegó al fax y usa muy poco el correo electrónico.
El tiempo dirá si logro obtener placer en este aplicativo para ver las redes sociales de la gente.

viernes, noviembre 09, 2007

Las pequeñas grandes cosas

Muchas veces los administradores públicos y privados tienen que ocupar todo su tiempo en los asuntos macro porque en muchos casos de ellos depende la subsistencia y viabilidad de muchas instituciones. Y dejan los pequeños asuntos, lo que tienen que ver con el ciudadano, en manos de mandos medios o bajos, sin ningún sentido de economía, celeridad y respeto a la persona.
En Colombia, aunque la ley diga otra cosa, se presume siempre que el ciudadano es tramposo. Y tenemos un número muy grande de ese tipo de personas pero todavía están muy lejos de ser la mayoría.
Periódicamente algún gobernante lleno de buenas intenciones logra la expedición de una ley o un decreto para agilizar los trámites ante el estado. Al poco tiempo esas normas se interpretan desfavorablemente para el ciudadano y hay que esperar una nueva reglamentación.
Vamos a dar unos pocos ejemplos para mostrar la ineficiencia de algunos servicios del estado y el poco interés por las necesidades del ciudadano.
Y comenzaremos con un ejemplo tonto. Si usted se va a vincular con el estado tiene que presentar certificaciones de la Contraloría y Procuraduría para demostrar que contra usted no hay procesos o sanciones. La Contraloría Nacional expide ese documento en sus propias oficinas de manera muy rápida y gratuitamente. En cambio la Procuraduría ha decidido cobrar por ese trámite y para ese fin hay que hacer filas en un banco por más de una hora para pagar tres mil pesos. Y superado el tedio y la rabia de esas filas inútiles, ir a una oficina alquilada para ese fin para que le entreguen a uno un papel de seguridad con la información. ¿Cuánto le cuesta al estado la necedad de un funcionario desconfiado que exigió papel de seguridad? Y la gente que tiene que padecer eso no importa.
Pero veamos algo mucho más importante como es el proceso electoral colombiano. Entre ocho de la mañana y cuatro de la tarde un número importante de ciudadanos tiene que permanecer frente a cada urna de votación para asegurar la transparencia del proceso electoral. Y una vez cerrada la votación, a la temprana hora de las cuatro de la tarde, hacer el proceso de conteo y escrutinio de cada mesa. ¿Cuánto le cuesta a la nación este tremendo desperdicio? Me dirán que es un deber ciudadano servir de jurado electoral. Pero me pregunto si tiene lógica en esta época de la información. A todas esas personas que intervienen en el proceso del domingo de elecciones hay que darles una compensación en su trabajo. ¿Cuánto cuesta eso?. No entiendo por qué no hace un proceso rápido de modernización y sistematización de las elecciones. Algunos periodistas se sienten satisfechos porque la información está disponible muy rápidamente y ya no hay que esperar hasta altas horas de la noche para conocer los resultados.
Y si un joven ciudadano se acerca a la Registraduría para ejercer su deber y derecho de obtener su cédula de identidad recibe la respuesta de que regrese dentro de diez días porque siguen muy ocupados con las elecciones.
¿Y que pensar por ejemplo de las obras de Metrolínea en Bucaramanga? No se les ocurrió pensar en el ciudadano. Había que abrir todos los huecos posibles y comenzar a hacer obras a paso de tortuga.
Es que en este país nadie piensa en los demás, solamente en la propia conveniencia. En otra ocasión podríamos mostrar ejemplos similares de la empresa privada.

viernes, octubre 26, 2007

Que pase esto, rápido!

Lo que estamos viendo en estas elecciones territoriales en Colombia nos hace pensar que nos equivocamos cuando creímos fervorosamente en las elecciones populares.
Que desastre!. Los politólogos podrán decir muchas cosas sobre lo que está en juego. Nosotros podríamos jugar a hacer algunos aportes sin usar palabras rebuscadas. Pero lo cierto es que la calidad de vida de los colombianos no mejorará porque eso a nadie le importa. Solamente el poder, escalar peldaños y el dinero.
En un país con narcotráfico, guerrillas, paramilitares, corrupción e instituciones tan débiles las elecciones territoriales han sido desafortunadas. Y en los lugares donde habían tenido éxitos continuos, se corre el grave riesgo de perder los avances logrados.
Acá los electores prefieren al candidato simpático y promesero al candidato serio. Y prefieren la plata, así de vulgar es el asunto.
Me dirán que prefieren la plata en un acto de desesperación. Eso es mentira. Lo hacen porque no saben o no quieren entender las virtudes que tendría un gobernante serio.
Dar marcha atrás en las elecciones es imposible. Los teóricos no lo aceptarían y la mayoría de los políticos tampoco.
Competir contra los que tienen el gobierno local y departamental y además tienen los cojones de gastar hasta lo que no tienen, no será fácil. Que lejos estamos de esas primeras elecciones populares cuando aquellos no se habían preparado como ahora!

jueves, octubre 18, 2007

Caritas felices

Desde hace varios años me impresionan las elecciones colombianas. Tantos candidatos y tanto dinero invertido harían pensar que vivimos en una vibrante y activa democracia. Estamos llenos de avisos con “caritas felices”.
Hace un tiempo se hizo una reforma para reforzar a los partidos políticos y acabar con algunas prácticas indeseables.
Mirando la muy abundante publicidad de las calles y escuchando la radio se da uno cuenta que esta reforma se quedó corta, muy corta.
Que cantidad de candidatos que no proponen nada. En sus avisos solamente interesa la foto y el número en el tarjetón. El partido político no tiene importancia y por eso se encuentran unas combinaciones extrañísimas. Un candidato al Concejo de Bucaramanga por Convergencia Ciudadana es primo hermano de la candidata de ese mismo partido a la Alcaldía de la ciudad. Pues don Celestino, como se llama el candidato, no está apoyando a su partido y a su prima y se compromete con otro candidato.
El inventor del llamado “voto preferente” logró lo que siempre se busca en Colombia. Cambiar todo para no cambiar nada. Dicen los expertos en politiquería que una lista cerrada está condenada al fracaso porque no hay suficientes personas que jalonen la votación porque solamente quienes se situaban en la cabeza de las listas mostraban motivación. Es que en Colombia los partidos pueden ser muy antiguos o muy nuevos pero son muy débiles para dirigir la logística de elecciones territoriales. Y eso no les preocupa, su único esfuerzo es el de hacer las listas de los candidatos. Lo demás corre por cuenta de las micro empresas electorales.
Todavía algunos siguen hablando de los límites de gasto de las campañas electorales. Que ridiculez. Todo está hecho para gastar sin límites y para disimular. Y no pasará nada porque el Consejo electoral no puede o no quiere. ¿Y quién quiere controlar a los mandatarios en ejercicio que apoyan candidatos?. El año entrante todos tendremos que soportar las maltrechas finanzas por la feria de contratos y de órdenes de prestación de servicios.
Hemos aplaudido el proceso de la para-política pero creemos que la política a secas se merece un millón de procesos por corrupción y malversación de dineros.
¿No creen que ya es hora de forzar una verdadera reforma política?

domingo, octubre 14, 2007

Periodistas de Santander

¿Qué podríamos pedir los damnificados de Álvaro Alférez, Juan Manuel González, Héctor Gómez y Carlos Julio Castellanos?

Nada, el tiempo, quizás muy tarde, hará justicia

Semana de octubre

A pesar de los dolorosos años ochenta de Colombia, no pensaba que viviría una etapa de tanto escepticismo sobre el futuro cercano de mi país. Mis enemigos, tenía bastantes, podrían decir que esa visión se debe a mis actuales circunstancias personales. Quizás antes no tenía la lucidez para apreciar la real dimensión de los que sucede.
Yo alcancé a creer que Colombia podría llegar pronto a igualarse a las naciones de mayor desarrollo. Y en las responsabilidades que tenía a mi cargo siempre evité creer en esa limitación auto impuesta que no nos dejaba señalarnos metas iguales a las de los países europeos.
Creo que nuestra misión personal tiene que ser siempre la de la búsqueda inconforme de la excelencia. No importa que vivamos en Quibdó o en Londres.
Lo que he visto y escuchado en esta semana me deja muy inquieto y preocupado. Todo ese derecho constitucional que estudié hay que olvidarlo.

domingo, octubre 07, 2007

La costumbre

No había vuelto a escribir en este blog porque sentía que siempre tendría que referirme a un único tema porque los demás no tienen importancia.
Y es cierto. Veo los esfuerzos de algunos por buscar la competitividad regional, me gusta que venga a Colombia Michael Porter porque algunos idiotas decían que había pasado de moda. Pero siendo un tema importante, no logró captar mi atención.
El tema es uno y se repite. Si logramos nuevamente ocultar, disimular lo que ha estado sucediendo en Colombia, estaremos condenados a una violencia sin fin.
Estamos presenciando una de las más importantes y corruptas elecciones que ha tenido Colombia en los últimos años. Pero nada pasará, se harán las elecciones y ganarán muchos que no lo merecen y por un tiempo tendrán cierta respetabilidad. Después, cuando se comiencen a apreciar sus fechorías, quizás la justicia actúe pero el daño que causaron fue mucho. No sería más lógico actuar ya y cortar de un tajo a esos que gastan sumas exorbitantes, que están investigados etc.?.
La famosa presunción de inocencia tiene en Colombia un efecto perverso. Los bandidos atacan y desprestigian a los inocentes y los enlodan con calumnias. Como esos inocentes no tienen dinero no se pueden defender y acusan el golpe quizás para el resto de sus vidas. Mientras tanto, los bandidos compran todo y pagan abogados para evitar o dilatar las investigaciones. Se hacen elegir o impulsan a sus candidatos para mantener su poder.
Por supuesto, existe la posibilidad que todas estas apreciaciones que he hecho sean falsas. En últimas, es probable que nada cambie y los hechos podrían demostrar que todo ha sido una terrible infamia elaborada por los enemigos de la patria.
Sin embargo, creo que esto último no es cierto. La cultura colombiana tan propensa al ocultamiento, a eso que alguien llamó el “tapen tapen” desearía que nada fuera verdad para poder seguir diciendo tonterías como la de que tenemos una de las democracias más antiguas de América.
La Corte Suprema de Justicia con alguna frecuencia nos intenta demostrar que esa poderosa fuerza para ocultar se enfrenta a un grupo decidido a buscar la verdad. Y la Fiscalía, no con la frecuencia y rapidez que necesitamos, cumple también con sus deberes y decreta la captura de alguno de los delincuentes con cargo público.
No podemos seguir tratando de negar un hecho pavoroso: tenemos más de treinta congresistas en la cárcel o a punto de ingresar.
Tampoco podemos dejar pasar más tiempo para reconocer los errores que cometimos al tolerar socialmente a los paramilitares. Todos los criminales tienen que pagar y Colombia tiene que rechazar el uso de la violencia por parte de las personas y los grupos. Solamente el estado puede usar la fuerza, nadie más.
Para el bien de Colombia, ojalá podamos cambiar nuestras costumbres y demostrarnos que somos capaces de vivir y progresar con la verdad.

viernes, septiembre 21, 2007

Seguridad en las ciudades

Por muchas razones, Colombia decidió que solamente debía existir un cuerpo de policía y debía tener el carácter de nacional. Además le creó una estructura casi idéntica a la de los militares. A nadie sorprende en Colombia ver a los agentes de policía en formación de orden cerrado como si fueran un ejército.
Es que en mi país todo se confunde. Los policías usan fusiles con uniformes camuflados y el ejército lucha contra los traficantes de drogas. De hecho, la captura más importante que se ha producido en los últimos tiempos la hizo un grupo del Ejército.
Pero este no es el tema que más nos preocupa aunque ha ocasionado problemas de corrupción en las filas de las Fuerzas Militares.
Vamos a escribir sobre la seguridad en las ciudades y el papel de la Policía y de los Alcaldes.
Con las migraciones inevitables por razones económicas y con el desplazamiento de muchos, la convivencia en las ciudades está perturbada. Colombia ha hecho un esfuerzo muy grande por mejorar en la dotación de servicios básicos de agua, alcantarillado, energía y telecomunicaciones y los resultados son muy buenos. A tal punto que uno pensaría lo que habría pasado si nos hubiésemos trazado otros objetivos nacionales en temas diferentes. Pero no hemos sido capaces para hacer mejoras sustanciales en los indicadores de empleo.
Durante años la prioridad de seguridad ha sido la de recuperar el dominio en el territorio nacional y actuar en contra de los subversivos y otros grandes delincuentes.
Creo que ahora ha llegado el momento de atacar con mucha energía a los delincuentes urbanos, sin descuidar la acción contra la subversión y el narcotráfico porque aún son muy peligrosos.
Pero en la acción urbana hay dos factores claves que podrían hacer mucho mejor la tarea. Se trata de la Policía Nacional y los alcaldes municipales.
Algunos con cierta timidez han conversado sobre la necesidad de hacer una transformación importante en la Policía Nacional y yo estoy de acuerdo. Por su estructura similar a la castrense y su centralización, los comandantes regionales son poco estables y siempre están pensando en regresar a la capital de la república. Cuando conocen una región se tienen que ir porque el sistema de ascensos por antigüedad así lo exige o porque se produce una de esas crisis de generales tan frecuentes en los últimos treinta años.
Los alcaldes que nominalmente son jefes de policía en la práctica no lo son y se comprometen muy poco con esa necesidad esencial del ciudadano. Siempre esperan que Bogotá o la capital del departamento les de la gente y los recursos. Ellos creen que los dineros que manejan son para otras cosas, como carreteras o calles, por ejemplo.
En el gobierno de Pastrana apreciamos una política interesante sobre seguridad ciudadana que permitió instalar cámaras de video en sitios estratégicos de las ciudades. Pero los alcaldes que recibieron el regalo no continuaron trabajando en esa línea. Esa es, al menos, la percepción que tengo sobre Bucaramanga mi ciudad.
Y no se trataba solamente de instalar unas cámaras y hacer vigilancia a través de ellas. El programa buscaba como se ha hecho en ciudades como Londres, dividir la ciudad en sectores y ayudados con información poder detectar y solucionar los problemas de cada segmento. No es lo mismo atacar todo el problema de Bucaramanga, que comenzar primero por el sector de San Francisco, sanearlo y controlarlo para después pasar a otro y a otro. Lo pequeño es hermoso y es posible.
Esto requiere comandantes estables, alcaldes comprometidos y ciudadanos decididos a colaborar. Siempre he tenido claridad sobre la colaboración de los gremios y empresarios. Pero los actores principales siempre están en otra cosa o los cambian.
Con este ejemplo se hace evidente que hay que hacer reformas en la legislación municipal y en la del sistema de policía nacional. Es preciso incorporar factores de medición que premien o castiguen con recursos a los municipios que han invertido esfuerzos y recursos en la seguridad ciudadana.
Una mejora de la seguridad en las calles y viviendas de las ciudades es una mejora importante en la calidad de vida de los colombianos.

jueves, septiembre 20, 2007

Renovación urbana

Una de tantas cosas que hay que replantear en Colombia es el de las ciudades.
Y no quiero referirme a asuntos generales, debo mencionar a la ciudad en donde vivo: Bucaramanga.
Que desorden, que fealdad, que falta de generosidad con lo público. No se volvieron a construir parques ni a mantener los que existen, el espacio público es escaso y descuidado y a nadie le importa.
En Cabecera del Llano se derrumban casas y se construyen edificios sin ningún gesto de amabilidad con el espacio público. Si pudieran construir sobre las angostas calles lo harían. Y que los visitantes lleguen caminando porque no se disponen plazas para el parqueo. El diseño arquitectónico ha mejorado pero se nota que la ambición del constructor limita las posibilidades de creación.
Por todos lados hay todo tipo de comercio, nadie limita nada. Se instalan nuevos negocios como restaurantes de calidad pero también invaden zonas de uso común.
Nos creímos el cuento de que Bucaramanga era la ciudad bonita y no hemos hecho nada para merecerlo. El Alcalde anterior con quien tuve varias diferencias se arriesgó, hizo cambios en la carrera 33, instaló puentes peatonales con mejor diseño. Su sucesor no hizo nada para embellecer la ciudad. Ni una flor.
Mientras la densidad de Cabecera se aproxima al absurdo, la mayoría de la meseta está edificada por construcciones viejas de muy pobres especificaciones. Pero hacer una renovación urbana requiere del liderazgo de la autoridad municipal. Hay que escoger un sector y comprarlo o expropiarlo. Y hacerle un plan detallado para crear una ciudad dentro de la ciudad. ¿Por qué no hacer un parque de varias manzanas en la zona sur del centro de la ciudad? Con ese plan definido se convoca a los constructores privados para que participen e inviertan. Tengo la certeza de que lo harán, siempre y cuando se les asignen o vendan espacios de un buen tamaño.
Y para garantizar el éxito de este proyecto se deberían adoptar serias medidas que hagan muy onerosa la construcción de nuevos proyectos en Cabecera. Debemos hacer que el nuevo sector sea la prioridad. Posteriormente, se podrán seleccionar otros para continuar con la renovación de la meseta.
Hemos leído que el Gobierno nacional piensa impulsar acciones para hacer renovación en las ciudades. Ojalá sea así porque tenemos muy presente el papel que jugó la nación en la construcción de los sistemas de transporte masivo. Debería olvidarlo, pero aún recuerdo la actitud de muchos transportadores y autoridades frente a metrolínea. Con mucho estoicismo el Presidente Uribe tuvo que escuchar las impertinencias del alcalde de Girón y de los dirigentes del transporte urbano.

sábado, septiembre 15, 2007

Nombres y más nombres

El poder es para el pueblo dicen algunos demagogos y los locutores deportivos. Si nos atenemos a los nombres de los candidatos debemos afirmar que ya todo el poder es para el pueblo.
Pero evidentemente el tema no es tan sencillo. La política se ha vuelto uno de los mecanismos más importantes para obtener ascenso social y dinero. El tercer elemento que buscan algunos que ya tienen dinero es el reconocimiento social.
El punto que nos lleva a escribir no es el de la ortografía singular de los nombres, ni la tradición de los apellidos. Es que al absurdo sistema político que nos rige, con eso que llaman “voto preferente” hace que lo único que cuente son los nombres y números de los candidatos. Los partidos y movimientos son tantos que no importan. Y, además, la gente se cambia de partido como quien se cambia de camisa.
Todos estos avisos que inundan las ciudades y los hechos recientes nos llevan a sentir mucha nostalgia de tiempos pasados cuando había que obligar a personas prestantes para que aceptaran ser Alcaldes o Gobernadores.
Los demagogos que cité el principio me podrán criticar por la afirmación anterior, pero los hechos están de mi parte. Lamentablemente estos nuevos personajes no han resultado precisamente los mejores y más honestos y eficaces administradores y gobernantes.